lunes, 29 de enero de 2018

Capítulo 19 de "The Shadow"

CAPÍTULO 19

Kevin se despertó unas cuantas horas después en el que fue su dormitorio en dicho motel. No sabía lo que le había pasado y estaba muy desorientado.


Cuando pudo levantarse vio algo que le extrañó y le llamó la atención…


En la mesa había una nota de La Sombra y una foto policial de Eristof. ¿Por qué estaba esa foto ahí? Seguidamente, se puso a leer la nota.
-          Eres muy listo Kevin, pero yo soy más que tú. Tal vez tengas más suerte la próxima vez…


Kevin se moría de curiosidad por conocer la identidad de La Sombra, por lo que se puso a registrar todos y cada uno de los cajones. Además, ¿por qué había acabado en esa habitación? ¿Sabría La Sombra que fue de Kevin anteriormente? Todo alrededor de La Sombra era una auténtica incógnita y le fastidiaba…


Con paso ligero, Kevin volvió a casa y se encontró a su mujer despertándose.


Al incorporarse, increpó a Kevin.
-          ¿Dónde estabas? En mitad de la noche me desperté y vi que no estabas.
-          Fui a dar una vuelta porque tuve una pesadilla y no podía pegar ojo.
-          Pues ya has dado una vuelta grande. ¿Cuántas horas llevas fuera?
-          No sé…
-          ¿A dónde fuiste Kevin? Puedes confiar en mí, ya lo sabes.


Paulova se acercó a su marido y éste la cogió de las manos.
-          Fui al motel donde estuve cuando llegué a la ciudad.
-          ¿Y eso por qué?
-          Una pista sobre La Sombra me llevó hacia allí, pero al rato de llegar me desmayé y me desperté en una cama.
-          ¿Estás bien?
-          Sí, sí, me encuentro perfectamente. No sé cómo pudo pasarme eso. Pero lo que me encontré después fue la foto policial de Eristof en la mesa.
-          Vaya… No me extraña nada que ese ande implicado en algo.


La confianza del matrimonio se estaba recuperando poco a poco y es que, si querían seguir adelante, debían contar el uno con el otro siempre.


Al rato, Paulova fue a hacer el desayuno y Kevin fue a darse una ducha antes de ir al trabajo.


Uno de esos días, en el trabajo, Kevin recibe un mensaje de su ya más que conocido ser misterioso.
-          He descubierto que uno de los que trabajaban en la red de asesinos a sueldo estaba en la misma cárcel que Eristof, pero que eran rivales y no podían estar juntos. Sin embargo, he tenido un cara a cara con él y ha cantado como los pajaritos. Todo lo que tenían era una tapadera para que no se le relacionara a Eristof con esta red, pero eran íntimos y me ha dicho que el ex de tu mujer sabe más de lo que dice… ¿Le hago una visita?


Kevin se había quedado solo en su planta entre una cosa y otra. Todos se habían ido menos él, que seguía allí trabajando, tecleando sin parar.


Avisó a su mujer de que quería intentar pillar por sorpresa a La Sombra, así que iría al motel por si daba la casualidad.
-          Ten mucho cuidado nene, no quiero que te haga nada.
-          No te preocupes, que ese no podría conmigo.
-          Bueno, tú hazme caso y no te hagas el chulo.


Era por la tarde, pero con el vendaval parecía de noche. Estaba siendo un invierno bastante crudo y la nieve no paraba de acumularse y dificultaba el andar. Pero allí estaba de nuevo, a ver si esta vez tenía suerte y se lo encontraba.


Pero aunque fue con todo el cuidado del mundo se encontró lo mismo de siempre: La habitación vacía y sin ninguna pista.


Esa misma tarde, en la cárcel, estaba Eristof haciendo labores que le habían mandado.
-          ¡Kohl! Te toca hacer la colada,-gritaba un policía-. Date prisa que tienes que seguir pintando el pasillo después. ¡No te entretengas!
-          Sí jefe. 


Eristof estaba algo más delgado y muy desmejorado, ya que no se cuidaba todo lo que quería. Las condiciones no eran malas, pero él estaba acostumbrado a un nivel mucho más alto de vida.


Comenzó a recoger toda la ropa que le habían dejado tirada por el suelo (a propósito) para poder meterla en la lavadora. Si te saltas las reglas, muchos castigos son trabajos forzosos.


Cuando estaba recogiendo pantalones, camisetas y calzoncillos, siempre evitando la arcada con muchos de ellos, se apagó la luz de la entrada a la habitación. Eristof se incorporó, miró a ambos lados y siguió con la tarea.


Iba a poner la primera lavadora cuando otra bombilla se apagó dentro de la sala.
-          Stevens, muy gracioso. Para ya y ven a ayudarme capullo,-pero nadie contestó-.


Las luces siguieron apagándose y Eristof no sabía qué estaba pasando.
-          Stevens, si eres tú para ya, que no tiene ni puta gracia. 


Y justo cuando se hartó se apagaron todas las luces y sintió una presencia detrás de su espalda…


Un fuerte empujón hizo que acabara pegado a la pared y con las manos inmovilizadas.


Intentaba mover las manos, pero no podía, estaba demasiado pegado a la pared como para hacer un movimiento fuerte. Sin embargo, hubo un momento en el que su pierna derecha pudo moverla algo más y le propinó al de atrás una patada en la espinilla.


CONTINUARÁ…

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