lunes, 25 de diciembre de 2017

Capítulo 11 de "The Shadow"

CAPÍTULO 11

Paulova dejó la casa de su padre y se mudó finalmente con Kevin. El amor era cada vez más fuerte y más seguro entre ellos. Dormían, comían, salían y hacían de todo juntos…


Se intercambiaban las tareas domésticas, ya fuera limpiar o cocinar. Ambos eran felices juntos y el hecho de que todos apoyaran esa relación era de lo más satisfactorio porque se sentían bien sin tener que aguantar malas cara de Eristof, por ejemplo.


Tal era su felicidad que Kevin le pidió la mano a Paulova. Fue tanta su sorpresa que ella se puso a gritar como una loca y se fue corriendo a contárselo a su padre y a sus amigos. Llegado el día, todos comenzaron a ir a la iglesia.


Dentro se encontraba Kevin y unos pocos invitados, entre ellos Walcott que intentaba calmar a su amigo.
-          Bueno, ha llegado el día Kevin tío. ¿Estás preparado?
-          ¿Por qué me preguntas eso? Ni que me fuera a una guerra. ¿Estaré tomando la decisión correcta?
-          Venga ya, cálmate que llevas esperando este día mucho tiempo.
-          Ya pero estoy muy nervioso, perdona.


Kevin se subía por las paredes de los nervios y Walcott, en la medida de lo posible, hacía lo posible para relajarlo.
-          ¿No está tardando mucho? ¿Y si se arrepiente? Tío, me va a dejar plantado…
-          Mira, deja de decir tonterías porque estás delirando. Es normal que las novias lleguen más tarde que el novio, ¿no?-dijo mientras le colocaba el cuello de la chaqueta bien-.
-          Sí tío, tienes razón. Pero como no llegue ya me va a dar un ataque al corazón.


Walcott abrazó a su amigo fuertemente. Llevaban muchos años siendo amigos y ese era el momento en el que más orgulloso estaba de él, al ver que se casaba con una mujer que amaba y teniendo un trabajo y situación estables.


Pocos minutos después llegó Paulova acompañada de su padre. Ambos entraron con paso firme y decidido hacia el altar desde el que estaba Kevin esperando y nervioso.


Paulova miraba seria a Kevin. Tenía los bellos de punta en todo su cuerpo por los nervios, que también le habían causado un insomnio de caballo la noche anterior.


Vladimir dejó a su hija en el altar en el momento en el que Kevin la agarró de la mano y miró a su ya inmediato suegro con cara de agradecimiento.


La boda fue de cuento de hadas. Discursos preciosos, canciones que eran un placer auditivo…


La felicidad de Kevin al decir “Sí quiero” fue plena. Amaba a Paulova, lo supo desde el momento en el que la besó en aquel parque y eso, nada ni nadie, iba a cambiarlo.


Walcott lloraba de emoción y de alegría. No supo contener esas lágrimas que acompañó de fuertes aplausos y vítores.


Paulova era una mujer dichosa, llena de alegría y amor desbordante hacia aquel hombre que acababa de decir aquellas dos palabras que sabían a gloria. A su vez, su padre ocultaba la emoción de ver que su nena ya era toda una señora casada. ¿A dónde había ido a parar aquella pequeña rubia que no sobresalía más que un palmo del suelo?


Rodeado de vítores, felicitaciones y pétalos en forma de corazón, el nuevo matrimonio salió de la iglesia sin saber que alguien apuntaba silenciosamente desde lejos…


Los invitados en su interior dejaron salir al matrimonio haciéndole el pasillo de honor, ya que el exterior de la iglesia era pequeño. Pero eso fue una ventaja para el francotirador.


Los primeros en salir de la iglesia fueron Walcott y Vladimir. El buen amigo de Kevin al salir percibió algo extraño: la calle estaba demasiado en silencio, no pasaban coches y apenas se veía gente paseando por sus calles.


Paulova, a su vez, creyó ver un puntero láser que la deslumbró pero entre tanto grito y pétalos de rosa que les habían tirado en la iglesia, no le dio importancia…


El matrimonio no dudó en volver a besarse pasionalmente ya una vez fuera de la iglesia ante la atenta mirada de sus dos invitados de honor.


De repente, Vladimir vio un puntero láser que apuntaba a su hija y su recién estrenado yerno. ¡Ahí pasaba algo!
-          ¡Nena, Kevin, ECHAROS AL SUELO!


Y sin casi tiempo de reacción Kevin cayó al suelo inerte y con una herida en la cabeza que comenzaba a emanar sangre.
-          ¡KEVIN!-gritó su esposa-.
-          ¡LLAMAD A EMERGENCIAS!-exclamó Vladimir al ver a su yerno en el suelo-.


CONTINUARÁ…

jueves, 21 de diciembre de 2017

Capítulo 10 de "The Shadow"

CAPÍTULO 10

Lo más pronto que pudo, Vladimir fue al hospital para ver cómo seguía Kevin. Por teléfono todo fue muy rápido y lo dejó bastante preocupado.


Tras preguntar en recepción y decirle que todavía no se sabía nada se sentó en el patio. Lo estaban operando en ese momento y no había novedades. Vladimir no paraba de darle vueltas a la cabeza de cómo Eristof podía haber perdido el control de esa manera.


Allí también había más gente esperando porque, al fin y al cabo, era lo único que se podía hacer allí.


Unas fuertes y rápidas pisadas comenzaron a escucharse cada vez más cerca hasta que una sudorosa y agitada Paulova apareció en el patio mirando hacia todos los lados bastante nerviosa.


En cuanto vio a su padre lo abrazó fuertemente ante la atenta mirada de la otra persona que también estaba allí.
-          ¡Papá! ¿Te han dicho algo? ¿Cómo está Kevin?


De repente, la persona que estaba sentada comenzó a levantarse y no era otro que un irreconocible Walcott.
-          No me han dicho nada nena. Lo único que sé es que lo están operando.
-          Y que Eristof fue quien lo atropelló,-intervino Walcott-.


Paulova y su padre se giraron en ese preciso instante, pero ella se acercó más al no estar segura si era Walcott.
-          ¿Walcott?-preguntó ella-.


Él asintió con la cabeza y ella lo abrazó lo más fuerte que pudo.
-          Oh Walcott, ¿tú sabes algo más?
-          Sólo que Eristof intentó atropellarlo, pero Kevin al intentar echarse a un lado le pasó la rueda por encima del brazo.
-          ¡Dios mío!


Vladimir escuchaba atentamente la conversación entre su hija y ese otro chico.
-          Unos testigos que estaban allí redujeron a Eristof y llamaron a emergencias que llegaron unos pocos minutos después. Dentro de lo malo, no ha sido nada peor. Podría haberlo matado…


Dando un paso al frente, Paulova se acordó de que su padre estaba allí y se lo presentó a Walcott. Una vez hechas las presentaciones, Vladimir quiso saber más sobre lo ocurrido.
-          Kevin se venía quejando desde hace bastante del comportamiento de Eristof con él, de los abusos profesionales, no pagarle las horas extras, sobrecargarlo de trabajo… Y creo que el hecho de que su hija…-miró a Paulova antes de continuar, a lo que ella sonrió y asintió-, sintiera atracción por él lo terminó de enfurecer.
-          Sabía que había estado descuidando su trabajo, pero nadie me contó lo que le estaba haciendo a Kevin. ¿Tú lo sabías hija?
-          Algo me había dicho pero no quiso que te contara nada pese a que no estaba de acuerdo.


La conversación entre los 3 era fluida y Walcott no quería dejarse nada en el tintero, ya que Kevin era su mejor amigo y quería lo mejor para él.
-          Kevin ha estado muy mal, señor Kristof. He perdido la cuenta de todas las veces que ha llegado de madrugada, no cenar siquiera y quedarse dormido con la ropa puesta… Y ahora encima esto. No se lo merece.
-          Estoy de acuerdo con usted. Para ser sincero, de primeras estaba un tanto inseguro de haberlo contratado, pero me ha demostrado que es un trabajador y luchador nato. Gracias por sus palabras señor Hendrix.
-          Puede llamarme Walcott si quiere, señor.


Vladimir se sentía culpable por no haber intervenido antes. No lo sabía, pero tampoco nunca se había preocupado demasiado por sus trabajadores.
-          Siento mucho lo que ha pasado y actuaré para paliar todo el daño que se le ha causado al señor Calver, se lo puedo asegurar.
-          ¿Familiares de Kevin Calver?-preguntó un doctor en el umbral de la puerta del patio-.


Habían pasado 2 meses desde aquel terrible accidente y, al fin, Kevin volvía a casa. Tenía el brazo derecho completamente destrozado y roto en pedazos tan pequeños que con cualquier mínimo movimiento podía provocarle una herida interna así que se quedó en el hospital hasta que los huesos de su brazo estuvieron lo suficientemente recuperados como para poder salir del hospital, aunque le quedaba una larga rehabilitación.


Paulova fue a recoger a Kevin al hospital y lo llevó al apartamento donde vivía con Walcott. Una vez que habían aparcado el coche, Kevin entró primero y seguidamente ella, quien se agarró a su chico por la espalda.
-          Te he echado tanto de menos mi amor…-decía ella-.


Su abrazo era fuerte, pero a la vez cálido, como si no quisiera soltarlo nunca.
-          He pasado mucho miedo cariño,-dijo Kevin-. Pero ya estoy sano y salvo, contigo y en casa. No puedo pedir más.


Dándose la vuelta, Kevin acarició la mejilla de Paulova a lo que ella le correspondió cogiéndole la mano a él.
-          No te olvides nunca de que te quiero Pau. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
-          Si tú supieras las de veces que he soñado este momento… Tenerte fuera de ese horrible hospital, verte recuperado, libre de hacer lo que te diera la gana y de que pudiéramos volver a estar juntos, solos tú y yo. Sin nadie más.


Kevin la miraba con ternura y con cariño. Recorriendo palmo a palmo con sus ojos la cara de su novia a quien tenía de nuevo entre sus brazos. Poder verla en el hospital era una cosa, pero poder estar fuera de esas paredes, pudiendo moverse a su antojo y estar con ella eran palabras mayores.


Un suave acercamiento al rostro de ella hizo que los ojos de ambos se cerraran, que juntaran sus bocas y se besaran con ternura.


Tras ese momento romántico e íntimo, se dirigieron a la puerta de su casa y al entrar…
-          ¡Sorpresa!-gritó Walcott-.
-          Pero bueno… ¿Quién eres tú y por qué te pareces tan poco a mi amigo Walcott?
-          Oyeeee,-dijo riéndose a la par con Kevin-.


El abrazo de ambos amigos fue increíble. Aunque no dijeron palabras, no hizo falta para que se entendiera lo que querían decirse.


Después del abrazo, Walcott le dijo que le tenía una sorpresa preparada así que le hizo pasar al dormitorio y cuando entró se encontró ¡una cama doble!
-          ¿Qué es esto Walcott? No pienso dormir contigo en la misma cama si eso es lo que pretendes, ¿eh?
-          Jajajaja no, es para ti y para Pau cuando quiera quedarse aquí contigo.
-          ¿Y tú dónde vas a vivir?
-          Me he alquilado otro piso en este mismo edificio con mi novia.
-          ¡¿Tu novia?!
-          Es que tú y yo tenemos muchas cosas de las que hablar, amigo mío…


Un par de días más tarde, Kevin quiso incorporarse al trabajo así que volvió con paso firme y bajo el cálido aplauso de sus compañeros de trabajo que le silbaban y vitoreaban su nombre.


Pero su vuelta era para algo más que para trabajar, sino que volvía para dirigir el departamento de Programación de la empresa. Había conseguido ese ascenso después de mucho trabajo, esfuerzo, sudor, lágrimas y un brazo roto…


CONTINUARÁ…

lunes, 18 de diciembre de 2017

Capítulo 9 de "The Shadow"

CAPÍTULO 9

Había pasado ya una semana desde que comenzaran a salir Kevin y Paulova y ser novios oficiales y más o menos desde ese momento, Eristof comenzó a descuidar su trabajo. Aquel día se cumplían ya 4 días sin aparecer por allí. ¿Qué le pasaba? Mientras tanto, Kevin seguía trabajando en los proyectos que se repartían entre los compañeros y él.


No tener a Eristof por allí era mejor porque todos estaban más relajados, no había tanta presión y Kevin no tenía que verle la cara ni sentirse violento por los comentarios o las actitudes de su jefe.


Las continuas faltas de Eristof llegaron a oídos de Vladimir, que se puso manos a la obra para intentar averiguar qué le pasaba. Pero ni contestaba llamadas, ni WhatsApps ni e-mails.


Innatamente, Kevin comenzó a liderar el departamento de programación. Cogía las llamadas, repartía las tareas, creaba grupos de trabajo que aumentaban el rendimiento…


Y claro, el hecho de que el departamento siguiera adelante y no se hundiera, sino que siguiera teniendo buenos ingresos, (incluso algo superiores a cuando estaba Eristof) hicieron que Vladimir llamara a Kevin y lo felicitara por su excelente trabajo.


Kevin se sentía valorado por primera vez después de todo el tiempo que llevaba trabajando en la empresa. Estaba inmensamente agradecido por las felicitaciones y agradecimientos del mismísimo dueño de la empresa. ¿Sabría ya que estaba saliendo con su hija?


Bajando hacia su puesto de trabajo, vio a alguien dentro del despacho de Eristof. ¿Quién era?


Acercándose a la ventana, observó un momento y aunque no escuchaba claramente lo que decía, se notaba que estaba alterado, escribiendo en su Smartphone.


Sin previo aviso, entró en el despacho para averiguar quién era esa persona.
-          Perdone, ¿quién es usted y que…?-comenzó a decir-.
-          ¿Quién soy? Eso es nuevo señor Calver.


Era la primera vez que veía con tan mal aspecto al mismísimo Eristof. No sólo ya no iba con la ropa adecuada que con tanto ahínco le había dicho a él, sino que tenía ojeras y se había dejado la barba.
-          Menuda pinta tiene,-pensó Kevin-.


Dando un paso atrás, comenzó a volver a su puesto de trabajo.
-          Perdona Kevin, ¿te he dado permiso para irte? Y encima después de entrar aquí sin llamar primero.
-          Disculpe señor, pero lleva varios días sin aparecer y con esa vestimenta no pensaba que era usted.
-          ¿Pasa algo con que venga así vestido? ¿Tienes alguna queja?
-          Pues sí. Me quejo de su poca profesionalidad conmigo, de que ha mezclado temas personales con su trabajo. Me quejo de que ha estado sobrecargándome de trabajo sabiendo que no podría con todo y aun así lo hice.


Eristof no podía creer que Kevin se estuviera quejando tan descaradamente delante de él.
-          ¡Soy tu jefe!
-          ¡Eso no le da derecho a tratarme así! Soy un trabajador como otro cualquiera de aquí y no merezco que no me pague las horas extras, que sea casi el único al que le manda los proyectos, que me trate de la forma con la que lo ha hecho…
-          ¡No te voy a tolerar esta subordinación! ¡ESTÁS DESPEDIDO!


En ese mismo momento, la secretaria de Vladimir se dibujó en el marco de la puerta y mandó llamar a Eristof que, con cara de pocos amigos, subió colocándose la chaqueta y la ropa bien. Nada más entrar en el despacho de su jefe, éste dejó de hacer a lo que se dedicaba y se levantó.
-          ¿Me ha mandado llamar señor Kristoff?
-          Sí, y me sorprende que hayas aparecido.


Esa frase hizo que Eristof se sorprendiera y frunciera un poco el ceño mientras que Vladimir se iba acercando a él poco a poco.
-          ¿QUIÉN TE CREES QUE ERES?-dijo Vladimir gritando a pleno pulmón-.
-          ¿Perdone?
-          Le hiciste daño a mi hija tratándola de esa forma y aposté por ti, te defendí frente a ella y me gané que se enfadara conmigo durante un tiempo. Te puse al frente del departamento de programación y no sólo lo has descuidado, sino que has mezclado tus problemas personales con el profesional cargando a Kevin con casi todos los trabajos y él, pese a todo, ha estado al 200% con la empresa y no ha fallado nunca, cosa que no puedo decir contigo. ¿Qué crees que debería hacer con tu situación?


Eristof no podía creerse todo lo que le había dicho Vladimir en un momento.
-          Pero… Usted me… Disculpe señor. Le prometo que no volverá a pasar.
-          Estoy seguro de eso, porque conmigo no va a volver a trabajar.
-          ¿Cómo dice?
-          Queda usted despedido. Cuando salga de aquí pídale el finiquito a mi secretaria y recoja sus cosas.
-          ¡No puede ser!


¿Vladimir lo decía en serio? No podía despedirlo…
-          Pero usted no puede despedirme. ¡Soy el mejor en mi puesto!
-          ¿Qué parte no entiende de que estás despedido? DESPEDIDO. Y hay una cosa que no te puedo negar de lo que has dicho: eres el mejor en tu puesto, si lo que tú haces es el vago.
-          Pero, pero… ¿Quién se va a ocupar ahora del departamento?


Sin hacer ningún gesto, Vladimir contestó categórico.
-          Kevin Calver. Y ahora si me permite, tengo muchas cosas que hacer. Ya sabe dónde está la puerta.


Eristof no podía aguantar la rabia y la ira se apoderó de él. Sin decir nada a nadie bajó al garaje y cogió su Lamborghini con dirección a la casa de Kevin. A cierta distancia pudo verlo salir para recoger el periódico, por lo que aceleró el coche.


Kevin, estando agachado para agarrar el periódico giró la cabeza al escuchar un coche acelerar muy rápidamente. Casi sin tiempo a reaccionar, pudo saltar hacia su derecha pero sin mucha suerte…


El morro del coche golpeó los pies de Kevin que le hicieron girar y que cayera al suelo.


El brazo derecho quedó bajo la rueda delantera izquierda del coche de Eristof, haciendo que se rompiera en varias partes, provocándole un dolor tal que Kevin quedó inconsciente en el suelo.


Unos testigos llamaron a emergencias lo más rápido que pudieron y justo cuando Eristof salió del coche para ver si había matado a Kevin, uno de ellos lo redujo tirándolo al suelo y poniéndole las manos en su espalda.


Pocos minutos más tarde, la policía llegó y detuvo a Eristof mientras que las sirenas de la ambulancia se escuchaban por toda la calle llevando al hospital a Kevin.


Eristof, de rodillas en el suelo miraba su coche mientras pensaba en cómo se había ido a la mierda toda su vida desde que Kevin apareció en ella. Lo odiaba a muerte y lo peor era que su archienemigo sobreviviría mientras él pasaría mucho tiempo a la sombra…


CONTINUARÁ…