lunes, 7 de marzo de 2016

Capítulo 9 de "Return"

¡Jelou evribadi! Jajajajaja. Espero que hayáis comenzado la semana con fuerza y con ganas. Que un lluvioso lunes, como es en mi caso, no os agüe lo que queda de semana.
Hoy os pongo el PENÚLTIMO capítulo de esta historia donde las cosas... Bueno, arden por completo jajajaja. ¡Nos vemos el jueves!

CAPÍTULO 9

Aquel tipo miraba a Roger serio, apuntándolo sin temblar un ápice. Parecía una estatua de Miguel Ángel, inmóvil…


De repente, un sonido ahogado sonó y Roger cayó chocándose contra la puerta de la entrada completamente ensangrentado. Se echó la mano al estómago y murió sin lograr decir una palabra.


En ese mismo momento, Fernando se percató de un ruido extraño. Algo parecía haber sonado en la entrada.
-          ¿Has oído eso Claire?
-          ¿Oír qué?
-          Un ruido abajo.
-          No me he dado cuenta…


Fernando se asomó a la ventana de su cuarto y vio como ese tipo dejaba el cadáver de Roger al borde de la piscina. Ante su asombro, se agachó al alzar la mirada aquel extraño hombre.


Silenciosamente, se acercó a Claire y le dijo que se mantuviera en silencio porque alguien había entrado en casa y había matado a Roger.
-          Eso es imposible.
-          Acércate y lo verás tú misma. ¡Pero ten cuidado!


Claire no podía creérselo. Hacía una hora escasa estaba dándose el lote con aquella rubia explosiva.


Finalmente, se acercó cautelosamente a la ventana y pudo comprobar, con sus propios ojos, que Fernando no mentía.
-          ¡Dios mío! ¡Es Roger! ¿Qué vamos a hacer?
-          Huir de aquí lo más rápido posible. Ven.


Salieron por la puerta que daba a la terraza interior justo cuando el asesino de Roger subió al piso superior. No iba a parar de buscar a Fernando hasta que lo matara con sus propias manos.
-          Si quieres hacer algo bien, debes hacerlo tú mismo.


Entró en la habitación de Fernando y allí no encontró a nadie.
-          Debe estar por alguna parte…


Fernando y Claire se metieron en la habitación de los padres de este cuando escucharon cómo se abría la puerta del cuarto de él. Claire se asustó aún más y Fernando, cogiéndola de los brazos, la acercó a él.
-          No te preocupes, todo va a salir bien. Confía en mí.


A todo esto, Samuel y Fernando andaban fuera de la casa sin tener ni idea de lo que pasaba.
-          Samuel, estoy preocupado por mi yo más joven. Roger ha salido escopetado hacia aquí y tengo miedo de que vayan a cambiar las cosas. Me queda poco para volver a mi tiempo… Estoy abusando mucho de la máquina y no quiero quedarme atrapado.
-          No te preocupes, buscaremos a Roger tanto fuera como dentro de la casa. Tú mira por la izquierda, yo miraré por la derecha. ¿Tienes la llave?
-          Sí. Por suerte, eso no ha cambiado con los años.


Ambos comenzaron a buscar por los alrededores de la casa, mirando por las ventanas por si veían a alguien cuando Samuel vio algo que le sorprendió.
-          ¡Fernando! ¡Fernando ven! 


El Fernando más joven escuchó su nombre y vio a su jefe a las afueras de su casa llamándolo. ¿Cómo sabía que estaba en apuros?


Pero por desgracia, el asesino también se dio cuenta.
-          Tengo que irme de aquí antes de que me encuentren. Ya pillaré a ese malnacido…


Salió de aquella habitación y miró la distancia que había entre un piso y otro haciendo cálculos si la caída podía hacerle daño o no.


Fernando y Claire salieron de la habitación y corrieron hacia la entrada cuando se encontraron a Samuel de golpe.
-          ¡Fernando! ¿Qué pasa aquí?
-          No sabes cómo me alegro de verte aquí. Estamos en peligro, alguien viene a matarnos. Han matado a Roger y está buscándonos un hombre vestido de blanco.
-          Corred, venid por aquí.


De repente se escuchó un golpe fuerte contra el suelo. Aquel tipo había saltado sin ningún tipo de complicación.


Ese hombre corrió hacia la ventana exterior cuando Fernando entró desde otra ventana, cogió el arma que sobresalía del pantalón de Roger y apuntó al asesino.
-          O paras o disparo. Tú elijes.


Fernando no podía permitir que volviera a pasar lo mismo que le ocurrió a él tantos años atrás. Él era de esa época, no de los años 50. ¿Por qué tenía que renunciar al siglo XXI?


El otro Fernando se quedó mirando la escena sorprendido por lo que estaba pasando.
-          ¿Ese es… mi padre? Samuel, ¿qué hace mi padre aquí? 


El hombre del traje se volvió y sonrió mirando a Fernando, que no le quitaba ojo.
-          Vaya, vaya, vaya… ¿A quién tenemos aquí?
-          Yo soy a quien buscas. ¿No me querías? ¡Aquí estoy!
-          Me temo que eso es imposible. Yo busco a uno más joven que tú, pero no te preocupes, también te mataré a ti.


El otro Fernando miró a Samuel sorprendido. No entendía nada de nada.
-          Samuel, ¿qué coño pasa?
-          Tranquilo. Todo está bajo control.


Sin pensárselo dos veces, aquel tipo sacó su arma también y apuntó a Fernando.
-          Oh, qué pena. Yo también tengo un arma… ¿Qué pasará? ¿Yo te mataré? ¿Tú me mat…? Espera, ¿qué digo? Matarme tú a mí… Jajajaja, tendrías que comer muchas lentejas para alcanzarme a mí, abuelo.
-          Muy bien Patrick, ¿o debería llamarle Señor Philip? Nacido en una familia pobre de Louisiana, a los 12 comenzó a despuntar entre sus compañeros y a los 17 años terminó la universidad. Siempre ha sido un cerebrito y la NASA lo quiso. Tiene usted ahora 34 años y toda una vida por delante. ¿Quiere acabar sus días intentando conseguir una máquina del tiempo que se supone que funciona?
-          ¿Cómo sabe…?-preguntó Patrick cargando el arma y acercándose más a Fernando-.


Fernando dio algunos pasos hacia delante también. Ahora lo tenía cara a cara.
-          ¿Crees que no te conozco? Te conozco mejor que tus padres, chaval. Yo soy a quien buscas, te lo he dicho. Mi nombre es Fernando Rodríguez, nací en el año 1991. ¿Por qué soy tan viejo? Porque hace 43 años creé una máquina del tiempo, tú viniste diciendo que la NASA quería comprar la empresa o el proyecto y mi esposa y yo viajamos a 1955 y rompimos la máquina del tiempo contigo dentro.
-          Maldito viejo senil. ¿No me ves? ¡Estoy vivito y coleando!
-          Tú sí. No como tu novia, quien murió en “extrañas circunstancias” después de que tú le contaras un proyecto secreto de la NASA, ¿cierto?


Patrick enfureció. ¿Cómo podía saber todo aquello? No sabía quién era, pero tenía que matarlo como fuese.


Los dos permanecían inmóviles y quietos. La tensión era palpable en el ambiente. ¿Quién dispararía primero? Pero Patrick comenzó su plan…
-          Está bien, tú ganas. Dejaré el arma, me iré y nunca más volveré. Lo juro.
-          Suelta la pistola en el suelo y despacito. No hagas ningún truco.
-          Tranquilo, me he rendido…


Patrick comenzó a bajar las manos lentamente y cuando llegó a cierto punto…


Disparó a Samuel, que estaba observando la escena desde la otra habitación. Patrick creía que así distraería a los demás y podría matar a Fernando, a la chica de Roger y a ese tío. Así no dejaría ningún cabo suelto.


Fernando y Claire se agacharon para saber si Samuel estaba bien.
-          Claire, todavía tiene pulso. ¡Debemos llevarlo al hospital de inmediato! 


De repente, otro disparo se escuchó de la habitación del spa. El cuerpo inerte de Patrick cayó al suelo, haciendo que las gafas salieran volando y la pistola cayera a varios metros.


¿Sobrevivirá Samuel? ¿Qué pasará con Fernando?

CONTINUARÁ…

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