jueves, 31 de marzo de 2016

Capítulo 1 de Cero

¡Muy buenas a todos! Hace tiempo que no subía nada aquí, pero vuelvo porque, como veis en el título, comienzo serie nueva. Esta es una de mis series favoritas que he hecho y le tengo especial cariño a sus personajes, ya entenderéis por qué.
Bueeeeno, no me entretengo más y os dejo con el capítulo. El siguiente lo tendréis el próximo lunes, igual que con Return, lunes y jueves tenemos una cita aquí. ¡Buenas tardes, noches o buenos días!

CAPÍTULO 1

Lunes, 7 y media de la mañana. Tras un año de excedencia, Naim vuelve al trabajo.


Lo primero, darse una ducha para despejarse. Quiere volver al trabajo al 100%


Después del afeitado y de ponerse el uniforme, se mira al espejo y se ve listo para entrar en acción.


Sale de su casa, entra en el coche y se marcha a la comisaría. No quiere llegar tarde el primer día de su vuelta al trabajo.


Una vez que llega, deja el coche en el aparcamiento privado de la comisaría y sube por el ascensor hasta llegar a su planta.


Naim entró y vio que estaba todo igual, apenas habían cambiado las cosas.


Se acercó un poco más al mostrador y la muchacha sin mirarlo preguntó.
-          Buenos días, ¿qué desea?
-          Buenos días Bianca. Verá, quería…
-          ¡Naim! Pero… ¿qué haces tú por aquí?


Bianca se levantó rápidamente de su silla y se acercó a Naim.
-          He vuelto.
-          ¿Vas a volver? ¿Te vas a incorporar de nuevo?
-          Sí.


Naim y Bianca se abrazaron.
-          ¿Y por qué no nos has avisado?
-          Quería que fuera una sorpresa.
-          Entonces estás mejor, ¿no?
-          Más o menos. No me apetece hablar del tema.
-          Te entiendo. Pues se de alguien que se va a alegrar muchísimo de verte.
-          Eso digo yo, ¿dónde está Scott?
-          En su despacho, lo pillas aquí todavía.
-          Gracias Bianca.


Naim pasó al interior de la comisaría y se apoyó en la entrada mirando a su antiguo compañero concentrado en el ordenador.


Haciendo un pequeño carraspeo, Scott giró la cara y miró a Naim. Al instante una gran sonrisa se le dibujó en la cara.


El abrazo entre ambos fue muy fuerte e interminable.
-          ¿Qué haces tú por aquí Naim? ¿Vas a volver?
-          Sí, estoy listo y preparado.


Se separaron y comenzaron a hablar.
-          ¿Y cómo estás de… lo tuyo?
-          Lo llevo lo mejor que puedo. Ha pasado un año pero… no me apetece hablar del tema. Te veo
algo cambiado… ¿estás más gordo?
-          Bueno, no estoy tan en forma desde que no estoy contigo.


Ambos rieron.
-          Anda, no eches escuchas que te conozco metido en un saco. Que te has dejado y punto jaja.
-          Es que a ti no se te puede mentir…
-          Por si no lo recuerdas, soy policía.
-          Para que no lo niegues… Por cierto, ¿sabe el comisario que te vas a incorporar?
-          Iba ahora a verlo.
-          Ha llegado hace 5 minutos, lo pillas en su despacho ahora.
-          Gracias.


Naim se acercó a la puerta y llamó a lo que se escuchó una voz desde el interior que le permitía la entrada.


Naim entró serio y miró al comisario. Después de un año sin verlo lo notaba más avejentado.
-          Buenos días comisario Heiss.
-          Buenos… Naim, menuda sorpresa verte por aquí.


El comisario lo miró serio mientras hablaba con Naim.
-          Cuánto tiempo sin verte. Veo que te has vestido para el trabajo, ¿quieres reincorporarte?
-          Exactamente, quiero volver.
-          ¿Estás bien? ¿Has visitado al psicólogo para que te dé el visto bueno?
-          No hace falta, sé que estoy bien.


Heiss insistía.
-          Creo que sería buena idea que lo visitaras antes Naim. No me fio de que tengas una recaída.
-          Comisario, ha pasado un año, estoy perfectamente. Le prometo que le demostraré que volveré a ser el de antes o mejor.


Naim estaba seguro de lo que decía.
-          Confiaré en ti de nuevo. Espero que no me falles.
-          No se preocupe comisario. Una pregunta, ¿podría ponerme con Scott de nuevo como compañero?
-          Claro. Desde que te diste de baja no ha querido tener compañero y ha estado solo, así que es todo tuyo.


El comisario sonrió.
-          Se te ha echado mucho de menos. Espero que después de lo que pasó vuelvas a estar al 100%
-          No le defraudaré. Se lo aseguro.
-          Puedes retirarte Naim, comienza con tu jornada.
-          Gracias.


Naim fue hasta el despachito de su compañero.
-          Scott, volvemos a ser compañeros.
-          Bien, ahora podremos ser los de antes.
-          ¿Los de antes? ¡Mejores! Por cierto, ¿qué informe estás haciendo?
-          Pues uno del último caso. Un ladronzuelo que robó un coche y tuvimos una persecución con los coches, nada importante. ¿Salimos ahora de ronda?
-          Vale, por mi perfecto. Así comienzo.


Al cabo de unos pocos minutos, ambos compañeros se dirigían hacia la puerta.
-          Hasta luego cariño,-dijo Scott a Bianca-. Salgo de ronda.
-          Vale, tened cuidado.
-          Sí, lo tendremos. Por cierto Naim, ¿podríamos coger tu coche?
-          ¿Para qué?
-          ¿Recuerdas la persecución que te he dicho?
-          Sí…


Naim miraba serio a su compañero con cara de “lo sabía”.
-          Pues… no salió tan bien. El coche de policía ha tenido un… pequeño percance. En un par de días nos lo devuelven.
-          Venga, cojamos mi coche, pero conduzco yo. No me fío de ti ni un pelo.
-          ¿No me vas a dejar coger tu coche nunca?
-          El día de mi funeral, ¡venga tira!


Scott y Naim bajaron al parking y sacaron el coche y se pusieron a hacer su ronda montados en el coche.


Al rato bajaron y Scott se puso a vigilar una zona del parque, a veces problemática por cuestiones de sitio, comidas, etc.


Y Naim se puso a vigilar por otra parte, la verdad, era demasiado aburrido y rutinario tener que hacer eso pero todo no iban a ser tiroteos y persecuciones.


Tras la ronda, volvieron a comisaría y su turno se había acabado. Scott se acercó a Bianca.
-          ¿Cuánto te queda corazón?
-          Poco. Les envío los resultados de una autopsia a los del turno de noche y nos podemos ir.


Naim, mientras recogía sus cosas, se puso a mirar en el archivo policial una serie de documentos y se los llevó a casa para revisarlos.


Minutos después, aparcaba y entraba a casa tras el primer día de trabajo. No había sido un día especialmente duro pero Naim notaba que había hecho algo distinto, porque estaba algo cansado.


Abrió la nevera y se hizo una comida sencilla y rápida. No tenía mucha hambre ese día.


Tras comer y dejar pasar una hora viendo las noticias y haciendo zapping, se cambió y se puso a hacer footing por la calle con un destino: la piscina municipal.


Nada más llegar allí, se quitó la parte de arriba y se zambulló en el agua.


Tras 15 minutos haciendo largos en la piscina, salió de ella, se dio una ducha rápida para quitarse el cloro, se enfundó la ropa de nuevo y se fue a su casa haciendo footing de nuevo. Llevaba bastante tiempo haciendo eso diariamente para poder entrar con fuerza al trabajo.


La ducha al llegar a casa lo dejo medio KO. Como era la hora de la cena, Naim se preparó una ensalada y se la comió entera.


Justo cuando terminó de fregar los platos del almuerzo y de la cena, recibió un WhatsApp de Scott.
-          Ey, estamos Bianca y yo en el bar tomándonos unas cervezas, ¿te apuntas?
-          No, muchas gracias Scott, me voy a acostar ya. Mañana nos vemos. Ciao.


Naim después de eso se fue para el cuarto, dejó el móvil en la mesilla de noche, puso el despertador y se acostó.


¿Qué será eso tan importante que haya hecho estar un año de baja?

CONTINUARÁ…

viernes, 11 de marzo de 2016

Capítulo 10 de "Return" | FINAL

¡Buenaaaaas! Antes de nada, quiero pediros perdón, que ayer entre una cosa y otra se me olvidó completamente que tenía que subir capítulo T____T
Pero hoy ya sí que sí, termino esta historia que me ha gustado mucho hacer y volver a rescatar personajes tan queridos para mí. Espero que os haya gustado mucho y nos vemos pronto con más historias. ¡No os las perdáis!

CAPÍTULO 10

Fernando respiró hondo y sonrió satisfecho tras ver muerto a Patrick. Ahora la historia cambiaría por completo.


El Fernando más joven miró a su yo adulto y cogiendo a Samuel en brazos, se lo llevó al hospital sin perder ni un segundo más.


Al llegar, todos se pusieron manos a la obra para que Samuel no muriera. Tenía un hilo de vida pero aún vivía y tenían esperanzas de que se recuperara.


Estando allí, llamaron a su padre y le dijeron que su hijo había tenido un accidente. Unos minutos más tarde, llegó y preguntó a Fernando.
-          ¿Qué ha ocurrido Fernando? ¿Cómo está mi hijo? ¿Está bien?
-          Ha sufrido una herida de bala y ahora mismo están operándolo para sacársela.
-          ¿Pero qué ha pasado?
-          Un hombre vestido de blanco mató a Roger, el novio de Claire y fue en busca nuestra, no sé por qué. Pero de repente apareció otro hombre que se parecía a mi padre y se puso a increparlo pero en un momento de despiste, este hombre disparó a Samuel pero el otro le disparó y lo mató.
-          ¡Dios mío! Pero, ¿estáis todos bien?
-          Nosotros sí, aquel hombre parecía que también. Hemos llamado a la policía que está de camino para contarle todo lo sucedido.


Fernando seguía sin saber quién era aquel hombre tan misterioso y le reconcomía la curiosidad por dentro.
-          Ojalá pudiera encontrar a aquel hombre que nos ha salvado la vida. Sin él, Claire y yo estaríamos muertos con total seguridad.
-          Entonces lo ha conseguido…-susurraba Patrick-, ha conseguido lo que quería... Este Fernando…
-          Perdone, ¿qué decía?
-          Oh, nada, nada. Que estoy muy preocupado por mi hijo. Espero que se recupere.


Patrick tenía que improvisar para no delatar a su amigo que nadie sabía dónde estaba. Mientras tanto, Claire recibía una llamada de la policía que acababa de llegar a la casa de Fernando.
-          Claire dice que la policía ha certificado la muerte del asaltador. Se le han encontrado unas llaves de un piso franco donde tenía bastante munición y documentos de identidad. Al parecer, era un ex agente de la NASA al que echaron por reiteración de consumo de estupefacientes.
-          Oh, ya decía yo que aquel tipo de traje blanco siempre iba a traer problemas. Menos mal que Fernando nos advirtió de él pero aun así… Mira cómo hemos acabado.
-          ¿Cómo sabías que tenía un traje blanco? ¿Y qué Fernando es ese que te lo advirtió? Patrick, ¿sabes algo que yo debería saber?
-          No, no hay nada… Bueno sí, pero no debería… Yo…
-          ¡Patrick! Dime qué es lo que pasa.


Fernando no sabía lo que se le venía encima…
-          Resulta que vino un hombre en 1988 diciéndome que venía del futuro y que había desaparecido su familia por algo que había pasado y que necesitaba mi ayuda para construir una máquina del tiempo. Le eché de allí pero me demostró ser un viajero real del tiempo. Ese hombre eres tú. Al parecer, un hombre vestido con un traje blanco, os persiguió a ti y a tu novia Claire porque quería la máquina del tiempo que Roger había logrado averiguar al colarse en nuestra empresa. Ante la amenaza de ese hombre, huisteis al pasado y por eso en esta época ese hombre era más mayor que tú.
-          Esto… ¿Cómo dices? ¿Me estás contando que en otra línea del espacio-tiempo yo estaba con Claire y por un suceso desapareció nuestra familia y que viajé en el tiempo para solucionar el problema?
-          Exactamente.
-          ¡Tú estás chalado Patrick!
-          ¿De verdad lo crees? ¿Entonces quién era aquel hombre que os vigilaba en el recreo a tus amigos y a ti aquel día? ¿Quién hizo que Roger te pegara la paliza para forzar que conocieras a Claire? ¿Quién provocó que Roger se liara con Lulú? ¿Quién mató al hombre del traje hace unas horas?


Fernando estaba flipando en colores.
-          ¿Me estás diciendo en serio que ese hombre…? ¿Ese hombre soy yo?
-          Sí Fernando. ¡Eres tú!


Sin mediar más palabras, Fernando dio media vuelta y salió corriendo. Claire tapó el teléfono y le gritó pero Fernando siguió su camino.


Patrick cayó en la cuenta de que iría a buscarlo a la máquina del tiempo y que si se reencontraba con él mismo, la historia podía cambiar brutalmente.
-          No debía haber hablado. ¡Soy un estúpido!


Fernando corrió y corrió hasta llegar a su empresa donde se encontró con ¿él mismo?, que estaba a punto de subirse en la máquina del tiempo.
-          ¡Espera! ¡No te vayas!


Abrió la puerta de golpe, haciendo que el Fernando más mayor se girara al momento y sus miradas se encontraran por primera vez. El silencio se adueñó de la situación, los dos permanecían inmóviles, sin hablar.


El Fernando más joven se miraba y consiguió reconocerse detrás de esas arruguitas y ese pelo canoso como su padre. ¡Era él! No tenía duda. Era una sensación muy rara saber que aquella persona que estaba plantada frente a él, era él. Parecía el guion de una película de Ciencia Ficción.


Pero algo comenzó a cambiar en el Fernando más mayor, sus manos comenzaron a iluminarse, su rostro y ropa también. Comenzó a mirarse asustado sin saber qué le estaba ocurriendo. Notó un terrible dolor de estómago y cuando fue a echar las manos allí, sus manos habían desaparecido. ¿Qué estaba ocurriendo?


El otro Fernando, sorprendido por lo que estaba viendo comenzó a notar los mismos síntomas. Los brazos le comenzaron a brillar, al igual que sus manos que comenzaron a desvanecerse poco a poco mientras veía que su yo más mayor había desaparecido completamente y era una bola de luz muy grande que fue hacia él y se metió en su estómago.


Fernando comenzó a notar un ardor muy fuerte allí. Tenía una sensación de quemazón que le estaba haciendo retorcerse de dolor. Sentía que en su interior, algo le estaba recorriendo el cuerpo, era una sensación extraña. Unos extraños bultos se movían debajo de su piel, haciendo que sus extremidades volvieran a aparecer igual que antes. Fue corriendo hacia el baño para mirarse a un espejo y cuando llegó sintió un pinchazo muy fuerte en su cabeza que hizo que se desplomara en el suelo.


Minutos más tarde, se incorporó y se miró en el espejo. Tenía el aspecto de siempre, pero tenía recuerdos que no había vivido, aunque los sentía como suyos propios. Se recordaba solo en casa, sin su madre, viviendo con Lulú. Pero también recordaba aquellos momentos en los que su madre lo despertaba para ir al instituto y le acompañaba en el coche. Los momentos de juegos con su hermana, ver a sus padres juntos y felices…


Ahora Fernando volvía a ser el de siempre. Dos vidas en un mismo cuerpo, pero era su vida y sus recuerdos. No tenía por qué huir de nadie, no tenía que tener miedo porque esa era su casa, su ciudad y su familia. Nada ni nadie iba a hacer que se volviera a separar de ellos.


Fernando salió del baño con una sonrisa de oreja a oreja. Se sentía joven de nuevo, tenía de nuevo toda la vida por delante y a su familia para poder disfrutarla. Saber que tenía a su madre en casa, a su hermana, su padre… ¡Todo era como quería! Menos… Claire.
-          ¡Fernando! ¿Qué ha ocurrido? Has salido corriendo sin decirme nada. ¿Qué pasa?
-          Claire…
-          Dime Fernando.
-          Te amo. Te he amado siempre y te amaré hasta el final de mis días. Lucharé por ti todo lo que sea necesario para no perderte más.


Y seguidamente Fernando atrajo a Claire y la besó profundamente, haciendo que sus bocas se unieran en un profundo y cálido beso que la sorprendió, pero que a la vez le gustó. Ahora eran libres para dar rienda suelta a su amor. Los problemas se habían acabado y podían ser felices.


FIN