lunes, 15 de febrero de 2016

Capítulo 3 de "Return"

¡Hola a todos! Aquí estoy con un nuevo capítulo de esta historia que espero que os guste mucho. Ayer publiqué un vídeo donde digo el nuevo horario que va a haber desde ahora hasta dentro de un tiempo tanto aquí en el blog como en el canal de YouTube. Aquí os lo dejo:


Y en otro orden de cosas (qué profesional ha quedado jajaja) aquí os dejo el capítulo de hoy. ¡Nos vemos el jueves!

CAPÍTULO 3

Los rayos del sol empezaron a bañar la ciudad mientras parte de ésta aún dormía. El día que Fernando estaba esperando había llegado. R.I.F. había vuelto.


Fernando fue hasta la empresa de los Turner lo más rápido que pudo. Desde el día en el que Patrick fue a su casa, habían pasado 4 meses de lo más desesperantes, pero la espera estaba a punto de terminar.


La sonrisa se dibujó en el rostro de Fernando al ver de nuevo a aquella máquina terminada y lista para ser utilizada.
-          Fernando, me alegra verte. Acabo de hacerle la última revisión para ver si todo está como lo dejamos ayer. Está todo cuidado al milímetro.


Fernando le dio un abrazo a Patrick.
-          Muchas gracias por ayudarme con R.I.F. todo este tiempo. Sin ti no hubiera sido igual.
-          No tienes por qué darme las gracias. Ha sido un gran avance para nuestra empresa y estoy seguro que a partir de ahora daremos el bombazo.
-          Ten cuidado con R.I.F. porque puede ser peligroso para vosotros. Yo acabé en 1955 huyendo por un chivatazo. Tenlo en cuenta.
-          Tranquilo, lo tendré todo bajo control. ¿Te has decidido ya a qué época vas a ir?
-          Sí, voy a ir al 2005. Cuando yo tenía 14 años.
-          Parece mentira. Estamos en febrero de 1989 y tienes 61 años. Te vas a ir al 2005 donde deberías tener 77 y en realidad en ese año tienes 14…
-          Es lo que tienen los dilemas temporales.


Fernando puso la fecha exacta y la puerta de R.I.F. se abrió de par en par.
-          Patrick, te veré pronto amigo.
-          Ojalá pudiera decir lo mismo… Nos vemos dentro de 16 años.


Fernando retrocedió un paso y luego entró de golpe en la máquina mientras escuchaba un “ten cuidado” de Patrick.


Los ruidos extraños se adueñaron del momento. Fernando rezaba para que la máquina funcionara y pudiera solucionar lo que hubiera pasado en el futuro y así traer de vuelta a su familia.


En un momento, todo se quedó en silencio mientras que Fernando se encontraba a oscuras dentro de la máquina. De repente, una luz blanca bajo sus pies comenzó a vislumbrarse y Fernando comenzó a caer al vacío. ¿Qué estaba ocurriendo?


Fernando calló al suelo finalmente tras una gran caída. Algo desconcertado, logró ponerse en pie y miró a su alrededor.
-          ¿Qué año será?


Salió de aquella sala y pasó por delante del despacho de Patrick y escuchó la inconfundible voz de Samuel. Llevaba años sin escuchar su voz de adulto.
-          ¡Papá! Ha ocurrido. La máquina del tiempo acaba de sonar, ¡tal y como tú lo dijiste! Vale, de acuerdo. Iré a ver.


Fernando siguió su camino. Cuando solucionara el problema, tendría tiempo para saludos y reencuentros.


Salió de allí con dirección a su casa de la adolescencia cuando vio pasar a un coche bastante moderno, lo que le terminó de confirmar que había conseguido viajar al 2005.


Se subió a la loma que había delante de su casa y desde allí se dispuso a observar si veía algún movimiento por la casa, a la que encontraba extraña. ¿Tenía una habitación más?


Al cabo de unos minutos, las puertas de la casa se abrieron y de allí salieron dos personas. Uno era su padre, pero… ¿Y la otra? ¿Era su madre?


Efectivamente. La madre de Fernando dejó el tabaco meses después de casarse a causa de una conversación bastante buena con un “hombre muy agradable” según sus palabras textuales, lo que causó que la historia cambiara. Su madre no había muerto de cáncer de pulmón y se encontraba completamente sana.


Alberto se dirigió a su coche, que no era tan lujoso como el que tenía cuando Fernando vivió en sus propias carnes esa época. ¿Seguiría siendo cirujano plástico? ¿Habría conocido a Lulú? ¿Habría tenido algo con ella? ¿Le era fiel a su madre? Todas estas incógnitas se atropellaban en la cabeza de Fernando que no podía dar respuesta alguna a estas preguntas.


Después de la marcha de Alberto, acto seguido Teresa (la madre de Fernando), se volvió hacia la casa haciendo un gesto con los brazos. ¿A quién llamaba? De repente, de la casa salieron nada más y nada menos que dos personas. Fernando se reconocía a sí mismo, pero a la otra chica no la reconocía. ¿Quién era?


Fernando no sabía hasta qué punto había cambiado su vida en ese momento. Tras la supervivencia de su madre y que en ningún momento hubiera tenido cáncer, la familia de Fernando prosperó y lo tuvieron a él y al año que viene nació su hermana. Sí, Fernando ahora tenía una hermana.


Teresa se montó en el coche y acto seguido lo hicieron sus hijos. Aquel día era lunes, por lo que Fernando se imaginó que su madre los llevaría al instituto.


Fernando vio pasar el coche y se quedó mirando a su madre y a su hermana. Estaba en shock ya que, su sueño de tener una familia se había cumplido. No solo tenía a su madre con él, sino que ahora tenía una hermana a la que nunca abandonaría, pero… ¿Y Claire? Una de las cosas de su vida se había arreglado pero el tema de su mujer y sus hijos seguía igual. Fernando no paraba de darle vueltas a su cabeza pensando que si su madre vivía, su padre no le mandaría al internado, por lo que no conocería a Claire, ni a Hugh ni tampoco a Stacy. ¿Qué podía hacer para arreglar todo esto?


Unas horas más tarde, en el instituto sonaba la alarma del recreo y los chicos salían al patio. Tenían la costumbre de sentarse todos en unos bancos y charlar hasta que volviera a sonar la sirena.
-          Uf, al fin un descanso. Las clases de Historia a primera hora me matan,-dijo Mandy-.
-          ¿Sabéis por qué no ha venido hoy a clase Travis?-preguntó Stefy-.
-          No tengo ni idea. Seguro que se habrá inventado algo para no venir,-comentó Steve-.


Todos cogieron asiento menos Fernando, que se quedó de pie.
-          Ale, muchas gracias. ¿Dónde me siento yo ahora?
-          Ahí al lado hay un banco que está suelto,-dijo Steve-. ¿Quieres que te ayude a moverlo?
-          No te preocupes, ya puedo yo.


Tras mover el banco, todos se pusieron a hablar.
-          No tengo ni idea de qué bachillerato voy a escoger. Estoy perdida,-dijo Stefy-.
-          Yo voy a escoger el de ciencias,-dijo Steve-.
-          Eso ya lo sabíamos todos Steve,-dijo entre risas Fernando-. ¿Y tú Mandy?
-          Yo seguramente escoja Ciencias Sociales. Siempre se me han dado mejor las letras que los números.
-          Pues yo creo que voy a hacer Ciencias. A mí la Química me encanta,-dijo Rocío, la hermana de Fernando-.


A todo esto, Fernando acababa de llegar al instituto donde se dispuso a espiar desde lejos la conversación de los jóvenes. Verse a sí mismo en tercera persona le resultaba de lo más extraño.
-          ¿Y tú qué bachillerato vas a escoger Fernando?-preguntó Steve-.
-          Pues no lo sé, porque las ciencias se me dan bien, pero las letras no me desagradan tampoco.


Oh, oh. Eso era un problema. Si Fernando no escogía el bachillerato de ciencias ni iba a la universidad a estudiar la carrera que él había estudiado, todo se complicaría más. Mientras Fernando le daba vueltas a la cabeza a este aspecto, Steve se dio cuenta de su presencia.


Steve se quedó mirándolo un rato y vio que esa figura no se movía de ahí, por lo que se lo comentó a Fernando.
-          Fer, ¿te has dado cuenta de que lleva un hombre viéndonos un rato desde allí?
-          ¿Ah sí? A ver… Pues sí, es verdad.


El joven Fernando miró a Steve y lanzó una pregunta.
-          ¿Quieres que vaya a ver?
-          ¡No!,-intervinieron las chicas-. A ver si va a ser alguien malo.
-          No os preocupéis que no va a pasar nada.


Fernando se levantó decidido y se fue dirigiendo hacia donde estaba él mismo de mayor.
-          ¡Ten cuidado Fer!-gritaba Rocío-.
-          Fer es un tío valiente. No le va a pasar nada,-tranquilizaba Steve a las chicas-.


Fernando veía cómo su yo adolescente se acercaba más y más a él. No podía permitir que ocurriera eso ya que, si se encontraban, el curso espacio-temporal podría romperse y que absolutamente todo cambiara de forma aleatoria.


Fernando huyó de ahí lo más rápido que pudo hacia la puerta de salida del aparcamiento del instituto antes de que su yo adolescente llegara a verlo.


Pero de camino a la puerta se encontró con Teresa, su madre. Eso no podía estar ocurriéndole. Tan mala suerte junta no era posible. La mujer se quedó mirando a Fernando con cara de sorpresa pero, a la vez, de extrañeza.


Fernando miró a su madre un instante mientras pasaba por su lado antes de seguir con su huida. Su corazón le pedía pararse para darle un abrazo y decirle que la quería, pero su cabeza le obligaba a seguir su camino.


Teresa reaccionó tarde y cuando ya había pasado de largo Fernando, le llamó.
-          ¿No era ese el hombre que me encontré el día de mi boda con Alberto? Juraría que es el mismo. Está exactamente igual que como lo recordaba.


Teresa se volvió y fue a encontrarse de frente con su hijo.
-          ¡Mamá! ¿Eras tú la persona que nos estaba vigilando?
-          ¿Yo vigilando? Si acabo de llegar. Venía a…-Teresa calló en la cuenta de que Fernando era el hombre que estaba vigilándolos, pero, ¿por qué?-.
-          ¿A qué venías mamá? ¡¿Hola?! Tierra llamando a Teresa, ¿me recibe?
-          Sí Fernando, perdona. Te decía que venía a traeros el desayuno a tu hermana y a ti, que con las prisas se me ha olvidado esta mañana.
-          ¡Ah! Gracias mamá.


Fernando seguía corriendo en dirección contraria al instituto mientras que en su cabeza le estallaban millones de preguntas. ¿Cómo haría para convencer a su yo adolescente de que escogiera el bachillerato de Ciencias sin encontrarse con él cara a cara? ¿Y para conocer a Claire? Todo esto sumado a la preocupación de que Fernando sabía que R.I.F. acabaría estropeándose por culpa del carbono 14, ya que cuando este se rejuveneciera hasta el máximo, la máquina dejaría de funcionar.


¿Cómo podría ocuparse de todo eso y salir vivo de esta situación?

CONTINUARÁ…

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