domingo, 22 de febrero de 2015

Capítulo 22 de Manos Blancas

¡Muy buenas a todos! ¿Qué tal lleváis el fin de semana? Yo estoy a tope y nunca mejor dicho. He comenzado a poner en orden las cosas para comenzar mañana a estudiar para los exámenes de la semana que viene y aparte de eso he subido vídeo a mi canal nuevo (Taysim91) que si queréis chequear, pinchad aquí.

Y bueno, hoy toca un nuevo episodio de Manos Blancas así que, ¿a qué esperamos?

CAPÍTULO 22

Un par de horas más tarde, Linda se despertó de la siesta y dejó a Igashu dormido en la cama.


Salió de la habitación y se encontró con Abbas recogiendo la cocina.
-        Buenas tardes. ¿Qué tal?
-        Bien, aquí haciendo limpieza, ¿y tú cómo has dormido?
-        Bien, necesitaba descansar.


Linda se quedó mirándolo y se puso a pensar.
-        Abbas, no te he dado las gracias todavía por traerme aquí con vosotros. Muchas gracias.
-        Bueno, las gracias se las tendrías que dar a Igashu que fue el que te convenció para que te                    vinieras.
-        Sí, pero tú me lo pediste antes que él y ese detalle dice mucho de ti.
-        Bueno, sentémonos y hablemos tranquilamente.


Y así lo hicieron, pasaron al sofá donde se sentaron y comenzaron a hablar de muchas cosas, pero principalmente hablaron de Linda.


La conversación continuó y al final acabaron hablando de lo que querían hacer cada uno en el futuro.
-        Pues a mí me gustaría formar parte de un grupo y tocar la batería o que me contrataran para hacer
     algo con la música, como en una radio por ejemplo. Me encantaría poder dedicarme a eso
     profesionalmente.
-        Bueno, puedes intentarlo, sólo hay que tener una serie de contactos y saber moverse muy bien por
     ese mundillo.
-        Claro. ¿Y a ti te gusta lo que estás haciendo?
-        Sí, la fotografía es mi mundo y aunque trabajar en el periódico no es que me guste demasiado, me
     proporciona ingresos, que es lo importante. Si pudiera trabajaría de fotógrafo profesional para
     reportajes de moda, paisajes estilo National Geografic y esas cosas.


Escucharon un pequeño ruido y ambos se callaron.
-        ¿Has escuchado eso?-preguntó Linda-.
-        Sí. ¿No viene de tu cuarto?
-        Ah, será Igashu que se habrá despertado.


Abbas miraba a Linda mientras escuchaban atentamente.
-        Es guapa,-pensaba Abbas-, pero no sería mi tipo de chica si estuviera soltera.


Un momento después, Igashu salía de su habitación.
-        Igashu,-decía Abbas-, ¿el del ruido de hace un momento eras tú?
-        Ah sí, perdón que he tirado una caja de ropa sin querer al suelo. Ahora vengo, ¿vale?
-        ¿A dónde vas?
-        Al orfanato, ¿te vienes?


Igashu salió fuera y haciendo memoria se dirigió hacia el orfanato. Llegando allí, llamó a la puerta y Asia abrió la puerta.
-        Buenas noches,-dijo Asia-. ¿Qué desea?
-        Asia, ¿no me reconoces?
-        Ahora que lo dices… me suena tu cara un montón. No serás… ¿Igashu?
-        ¡El mismo!
-        ¡Pasa dentro!


En cuanto entraron Asia se abrazó a Igashu con fuerza. Parecía que no quería soltarlo.


Tras soltarse, Asia comenzó a mirarlo de arriba abajo.
-        ¡Qué cambiado estás! Te has quedado muy delgado, demasiado diría yo.
-        Sí, tengo que coger unos cuantos kilos.
-        ¿Qué has hecho para quedarte así?
-        Tomar lo que no debía… el mal camino…


Asia se sorprendió mucho.
-        Pero Igashu, tú no eras así, ¿por qué has cambiado?
-        Ha habido muchos cambios en todo este tiempo y no he sabido llevar las situaciones de otra mejor
     manera.
-        ¿Y crees que drogándote vas a mejorar las cosas? De la mejor manera que puedes llevar las cosas
     es luchando, ir a por ellas, no dejarte llevar, ir a contracorriente. Así es como se hace y no
     hundiéndote en tu propia miseria y compadeciéndote de ti mismo.
-        Tienes razón y a partir de ahora saldré de esta, te lo prometo.


Igashu estaba un poco inseguro al decir esta frase porque no se veía capaz, pero su intención era mejorar.
-        ¿Y qué te ha traído por aquí?
-        Pues que he encontrado a mi familia, bueno, lo que me queda de ella.
-        ¿De verdad? ¿A quién has encontrado?
-        A un hermano que tengo. Mi madre murió hace 2 meses según me han contado y de mi padre sé
     su nombre, pero no tengo ni idea de quién es ni dónde está.
-        ¡Cuánto me alegro! Al final encontraste a tu familia. Espero que os vaya bien. ¿Y cómo es que tu
     madre murió? ¿Era mayor?


Igashu se entristeció.
-        Pues por culpa de una gripe mal curada, se le derivó a neumonía y murió.
-        Cuánto lo siento. ¿La llegaste a conocer?
-        Ojalá, pero de eso me he enterado hoy, que me acabo de mudar aquí hoy mismo con mi hermano
     y mi… amiga.
-        Uy, eso ha sonado… raro jajaja.
-        Bueno jajaja, no es mi novia porque no se lo he pedido pero algo tenemos.


Igashu se acercó a Asia.
-        ¿Y tú con tu prometido?
-        Nos casamos hace 1 año y medio y vaya, estamos genial. Me trata como una reina.
-        Eso está muy bien. ¿Y queréis tener hijos?
-        Sí, eso intentamos.
-        Pues nada, seguid intentándolo, así matáis dos pájaros de un tiro, hacéis ejercicio y os divertís
     juntos.
-        ¡Igashu! Mira, me voy a la cocina a hacer la cena, ¿te vienes?-preguntó mientras se iba-.


Igashu se iba hacia la cocina cuando la puerta principal se abrió y una voz familiar se escuchó detrás de él.
-        Perdone, ¿quién es usted?-preguntó Andrea antes de que Igashu se diera la vuelta-.
-        Soy yo Andrea. Soy Igashu.


Andrea se sorprendió y abrazó directamente a Igashu.
-        ¡Ay Dios! No me lo llegas a decir y no te reconozco. Pero qué cambiado estás. Te noto muy
     demacrado.
-        Sí, es que no he pasado mi mejor época pero ya voy a cambiar.


A Andrea se la notaba más mayor. La edad comenzaba a aparecer en su cara en forma de pequeñas arrugas, pero seguía siendo muy guapa.


Igashu la miraba y sonreía con gratitud. Para él, Andrea había sido lo más cercano a una madre que había tenido.


Andrea e Igashu comenzaron a hablar sobre el porqué de su estado anímico y Andrea se entristeció bastante. No le gustaba verlo así y menos por culpa de las drogas.


La puerta sonó y al ver Igashu quien era, abrió la puerta y antes que se viera quién era dijo…
-        Andrea, te presento a mi hermano… gemelo.
-        Encantado. Yo soy Abbas.
-        Yo soy Andrea, encantada… 


Ambos se dieron la mano mientras Igashu sonreía.
-        Nunca me pude imaginar que Igashu tuviera un hermano gemelo.
-        Yo te podría decir lo mismo Andrea.
-        Me imagino, por lo que me ha contado Igashu, ha sido toda una sorpresa para los dos, ¿no?


Igashu fue a la cocina a avisar a Asia de que su hermano había venido mientras que Abbas y Andrea hablaban.


Andrea aconsejaba a Abbas, ya que conocía a Igashu muchísimo mejor que él.
-        Has sido muy valiente al ir a por tu hermano en una aventura, sin saber a ciencia cierta si te lo ibas
     a encontrar o no. Ya te digo que es muy cabezota en ciertas cosas, pero cuando se da cuenta de sus
     errores, es el primero en disculparse. No es mal chico, en cuanto a persona es muy noble y siempre
     ha pecado de inocente, por lo menos hasta que estuvo viviendo con nosotras.
-        Es bueno que me digas estas cosas, así ya lo voy conociendo un poco más aunque al ser gemelos,
     me imagino que nos entenderemos a la perfección.


Asia estaba cocinando cuando Igashu entró.
-        Me he encontrado con Andrea y he estado hablando con ella por eso no he venido hasta ahora. Por
     cierto, quiero que vengas un momento al salón, que quiero que conozcas a mi hermano.
-        Es que ahora mismo estoy con el fuego y no quiero que se me queme…
-        Vale, entonces le voy a decir que venga a la cocina mejor.


Cuando Igashu fue hacia el salón se encontró con su hermano abrazando a Andrea.
-        Abbas, ven un momento a la cocina, que quiero presentarte a alguien.
-        Voy.


Fueron hacia la cocina hasta donde estaba Asia.
-        Te presento a mi hermano… gemelo. Abbas, ella es Asia. Asia, este es Abbas, mi hermano.


Ambos se dieron la mano y se sonrieron. Asia estaba un poco en estado de shock. No se podía imaginar ni en un millón de años que Igashu tenía un hermano igual que él.


Al igual que con Andrea, los dos se pusieron a hablar de Igashu, su infancia y un poco de la vida de Abbas. Al fin y al cabo eran casi familia aunque no se tocaran nada.


Asia felicitaba a Abbas por la madurez que tenía y también por querer sacar a su hermano de esa situación sin apenas conocerlo de nada. Ahí demostraba lo gran persona que era.
-        En eso te pareces a Igashu. Los dos sois unos chicos con grandes corazones.
-        Muchísimas gracias Asia. Me vas a poner rojo…


Abbas estaba un poco cortado, tal vez porque era la primera vez que veía y trataba con esas mujeres y no se encontraba muy seguro pero las dos le caían genial. Le transmitían mucha dulzura y cariño a la vez.


Asia estaba muy contenta por todo lo que habían hablado.
-        Me alegra mucho que al fin Igashu haya encontrado a su familia y qué mejor que te haya
     encontrado a ti. Eres un muy buen ejemplo para Igashu y seguro que lo ayudarás a salir de donde
     está metido.
-        Muchísimas gracias Asia. Me halaga que me digas eso.


Asia y Abbas se abrazaron fuerte a modo de despedida.


Al rato, ya en casa, estaban todos cenando en silencio.
-        Mmm, la cena estaba buenísima,-dijo Linda-.
-        Muchas gracias. ¿Te gusta Igashu?


Los otros dos lo miraron.
-        Sí. Hacía tiempo que no comía algo tan rico.
-        Me alegra oír eso. Por cierto, me han caído muy bien tus cuidadoras. Son muy simpáticas.
-        ¿Verdad que sí? Son las mejores. ¿Tú por qué no te fuiste también con Abbas?
-        No sé, no quería meterme.
-        Anda tonta, tú estás con nosotros, ¿cómo no te vas a meter?


Igashu se encontraba ya en un mejor ambiente y el encuentro con sus cuidadoras de su infancia le había dado muchos ánimos para seguir adelante en su recuperación.


¿Conseguirá salir de esta finalmente Igashu?

CONTINUARÁ…

viernes, 20 de febrero de 2015

Capítulo 21 de Manos Blancas

¡Hola! ¡Muy buenas a todos! ¿Qué tal estáis? Antes de nada, pediros disculpas por el retraso de los capítulos de Manos Blancas pero he tenido muchas cosas últimamente, entre otras, lo que acabo de decir en la entrada anterior del cambio de canal. Estoy intentando mejorar todo lo posible para ofreceros productos de calidad. Por si alguno se pregunta lo que ocurrirá ahora con AlStorySim ya os lo aclaro: Nada. AlStorySim seguirá con su rendimiento habitual de historias ya que después de Manos Blancas tengo otras dos preparadas... Y ya que hablamos de historias, avisaros de que queda poco para el final de la historia actual, sólo 4 capítulos. Tras eso, aviso de que habrá un parón de unas dos semanas porque tengo los exámenes finales pero una vez que los termine, todo volverá a su ritmo habitual.
Y si después de este aburrimiento que acabo de soltar aquí arriba alguno todavía no se ha dormido aquí les dejo el nuevo episodio de Manos Blancas. ¡Hasta pronto!

CAPÍTULO 21

Tras el encuentro, ambos hermanos se sentaron y comenzaron a hablar cuando vieron que Linda se iba a ir, pero Igashu la paró.
-        Linda no te vayas.
-        ¿Cómo?
-        Quédate por favor.


Linda, bastante asombrada, se volvió y miró a Igashu.
-        ¿De verdad quieres que me quede?
-        Sino no te lo pediría. Siéntate por favor.


Ya todos juntos, Igashu comenzó a lanzar preguntas.
-        ¿Cómo me has encontrado? ¿Sabías que tenías un hermano? ¿Y nuestra madre? ¿Sabes por qué          me abandonó?
-        Espérate Igashu, alto el carro. Voy a empezar poco a poco. Primero, yo no sabía que existías, pero      hace unos meses nuestra madre me contó lo que había pasado. Resulta que se echó un novio que          su madre no aceptaba, entonces se fue a vivir con él pero al final cortaron y la dejó tirada en la            calle, por lo que esa noche, un hombre creyendo que era prostituta pues… se la llevó a su casa.            Ella estaba asustada pero el tío le pagó bien y con ese dinero pudo alquilarse un piso, así que ella        siguió quedando con ese tío solamente para tener relaciones sexuales por dinero 3 veces en                  semana.


Abbas continuaba relatando.
-        Entonces una de las veces, se dio cuenta que estaba embarazada y una noche fue a la casa del tío y      montó un espectáculo delante suya y de su padre.
-        No era su padre.
-        ¿Ah no?
-        Yo se esa historia, luego te cuento, pero continúa.
-        Bueno sigo. Después de todo, estuvo pensando en abortar pero por aquella época era ilegal y no se      quería arriesgar a que se lo hicieran mal, por lo que siguió adelante y al final nos tuvo a nosotros        dos. Comenzó a criarnos, pero al cabo de la semana más o menos, cogió a uno de los bebés, lo            puso frente a la puerta de un orfanato y se fue. Ese bebé, eras tú.
-        Ahora lo comprendo todo… ¿Y qué fue de vosotros?


Igashu ya sabía el porqué de su abandono, pero quería saber más.
-        Pues ella siguió prostituyéndose hasta que cumplí los 8 años, donde uno de sus clientes asiduos, le      propuso matrimonio, se había divorciado de su mujer y quería estar con ella, así que aceptó y fue        ahí cuando dejó de prostituirse.
-        ¿Tuvo más hijos?
-        Por desgracia no. Sufrió 3 abortos espontáneos y la declararon estéril para tener hijos y encima            luego metieron en la cárcel al tío con el que se había casado…
-        ¿En la cárcel? ¿Qué hizo?
-        Pues su exmujer lo denunció por malos tratos y le puso una orden de alejamiento y él un día se
     llegó a la casa de ella para hablar, lo pilló la policía y le pusieron una multa, pero al no poder
     pagarla, tuvo que pagarlo con unos meses de cárcel.
-        ¿Y ahora vivís los dos solos?


Abbas cambió su cara…
-        Bueno, antes sí, ahora no.
-        ¿Te has independizado?
-        No, nuestra madre murió por culpa de una neumonía hace 2 meses…
-        Nuestra madre, ¿muerta? ¿Cómo murió?
-        Al meter a su marido en la cárcel, ella volvió a las calles y el pasado invierno que ha sido muy
     frío, cogió la gripe y por no cuidarse, se le derivó a una neumonía y al final murió…
-        Mi madre… muerta. Lo siento mucho Abbas. Yo no llegué a conocerla pero siento su pérdida.
-        Muchas gracias Igashu.


Un terrible silencio se apoderó de la sala… Pero Igashu volvió a romper el hielo.
-        ¿Y ahora vives solo?
-        Sí, estoy viviendo en una casa que me alquilé con el dinero que gano trabajando.
-        ¿De qué trabajas?
-        Pues soy fotógrafo en el periódico de la Reserva.
-        ¡Allí es donde me crie!
-        Cuando te busqué fui hasta allí porque mamá me dijo que te había abandonado en esa reserva, y lo      primero que hice fue preguntar en el colegio. Allí me confundieron contigo y me preguntaron por
     un tal Mico, Miguel…
-        ¿Mitch?
-        ¡Eso! ¿Quién es?
-        Mi mejor amigo, me crie con él en el orfanato.


Igashu sonreía mientras hablaba. Ya se encontraba más a gusto.
-        ¿Y dónde está?
-        Se tuvo que ir con su familia adoptiva.
-        Creí que vivía aquí con vosotros, como el bloque está a vuestro nombre…
-        ¿Cómo que a nuestro nombre?
-        Al salir del colegio, me dirigí a los archivos y allí me dieron la nueva dirección de ese tal Mitch,
     que era esta y estaba a nombre suyo, tuyo, de Linda y de otro más.
-        ¿En serio? El hijo puta lo callado que se lo tenía…-dijo Linda-. Ahora comprendo por qué
     Mohamed le dijo: “Has estado derrochando el dinero en vete a saber qué.


Abbas miró alegre a su hermano. Por dentro pensaba que nunca en su vida se había imaginado que tenía a uno exacto a él.
-        Me quedaré con las ganas de conocer a ese Mitch. Parece un buen tipo.
-        Lo es,-contestó Igashu-. Ha sido mi apoyo durante toda mi infancia hasta el día en que se fue.
-        Y te voy a decir una cosa, siento que este piso esté a vuestro nombre y tal, pero tú Igashu te vas          a venir a vivir conmigo y a partir de ahora cambiarás todos esos vicios que tienes a lo que sea que
     estés enganchado. Ahora que he encontrado a mi hermano, mi única familia que me queda, no te
     pienso perder.


Igashu se quedó sorprendido ante la oferta que le acababa de hacer su hermano.


Pero de repente, pensó en lo último que le había dicho y hubo algo que no le gustó demasiado.
-        ¿Me tengo que quitar de todo?
-        ¿Qué es a lo que estás enganchado?
-        A las pastillas.
-        Eso fuera.
-        Beber… de vez en cuando.
-        Tampoco. Cada vez que salgamos por ahí y una copa solamente.
-        Fumar, pero fumar fumo poco.
-        Pues menos vas a fumar. Mi casa es anti-humo.


Abbas estaba serio. Se había propuesto sacar a su hermano de esa situación y lo iba a conseguir.


Igashu miraba un poco incrédulo a su hermano. No había pasado una hora desde que había entrado en su vida y ya quería cambiarla. Sin embargo, Linda sonreía en silencio alegrándose porque alguien la apoyaba.
-        Y ahora Igashu,-dijo Abbas-, vete y cámbiate, pégate una ducha y nos vamos.


Mientras Igashu hacía todo eso, Abbas hablaba con Linda y le propuso venir con ellos, pero ella no aceptó la propuesta.
-        De verdad, muchas gracias pero no.
-        Bueno como quieras.
-        Ya estoy listo,-dijo Igashu entrando en el salón-.


Igashu se abrazó a Linda y le dio las gracias.
-        Muchas gracias por todo lo que has hecho por mí. También quiero pedirte perdón por mi                      comportamiento y mis salidas de tono durante todo este tiempo.
-        Venga va, no tiene importancia,-dijo quitándole hierro al asunto-. Ahora vive tu vida y sé feliz,          que te lo mereces.
-        Muchas gracias, de verdad te lo agradezco.


Ambos hermanos bajaron junto con Wolf que también se fue con ellos pero mientras se iban hasta el coche, Igashu pensaba en la despedida de Linda. La notaba rara, no era ella la que estaba hablando… Además, después de todo el tiempo que llevaban viviendo juntos, primero los cuatro, luego con Mitch y más tarde los dos solos, ¿la iba a abandonar?
-        Abbas, ahora vengo, que se me ha olvidado algo arriba.
-        ¿El qué se te ha olvidado?
-        A Linda.


Igashu subió los escalones de dos en dos y entró por la puerta encontrándose a Linda sentada en el suelo y cabizbaja.
-        Linda, ¿qué haces ahí tirada en el suelo?


Al escuchar la voz de Igashu se incorporó inmediatamente.
-        ¿Pero qué haces tú aquí? ¿No te habías ido?
-        Sí, pero he vuelto.
-        ¿Ahora que has encontrado a tu hermano no te vas?
-        Sí me voy, pero he vuelto a por ti.
-        ¿Por mí?
-        Sí, no concibo irme y dejarte aquí. Estar en otra casa y no verte por allí. Me he acostumbrado a            verte todos los días, a tus regañinas, al sonido de la batería y a tus paseítos de modelo en pantalón
     corto…
-        ¿Pero no dices que eso es de guarra?
-        Ay Linda, te decía eso porque me daba rabia que estuvieras primero con Leo y luego con Mitch y      a mí ni me miraras y cuando lo hiciste fue nada más irse Mitch, por eso te salté.
-        Pero en ese momento no quería acostarme contigo ni nada por el estilo, pero como me saltaste de        esa forma y después no se pudo hablar contigo…
-        Linda…
-        Dime.
-        Soy un idiota.


Igashu había levantado del suelo a Linda y estaban los dos de pie uno frente al otro. Tras la declaración de idiotez por parte de Igashu, Linda sonrió, haciendo que la situación se aliviara, cosa que aprovechó Igashu para acercarse y besar a Linda.


Wolf hizo acto de presencia en ese momento, provocando que Linda e Igashu se separaran como un acto reflejo. Wolf ladró como avisando de que bajaran y así hicieron.
-        Venga, bajemos que se hace tarde.
-        Sí, pero antes avisa de que voy con vosotros y de que me llevo un par de cositas.
-        Ok, ahora bajo y se lo digo.


Eran las cinco y media de la tarde cuando terminaron de sacar todas las cosas que se habían llevado del piso.
-        ¿Ya está todo?-preguntó Abbas-.
-        Sí, ya no queda nada aquí.
-        Perfecto, entonces vámonos para dentro que desde aquí cierro el coche.


Una vez dentro de casa, se pusieron a almorzar y luego fueron a echarse la siesta.
-        Me voy a dormir Abbas, que menuda mañana…
-        Y que lo digas Igashu. Me gustará tenerte por aquí. Descansa mucho, que lo necesitas.
-        Gracias, igualmente.


Linda también había ido al dormitorio y se tumbó en la cama. Igashu se tumbó junto a ella y la miró a los ojos sin que ella se diera cuenta.


Luego, al darse cuenta, sus miradas se cruzaron y ella sonrió.
-        ¿Qué pasa?
-        Que estoy pensando que todavía no te he dicho que estás muchísimo más guapa ahora que con las      trenzas.
-        Vaya gracias. Te ha costado decirlo ¿eh? Jeje.


Igashu la besó suavemente en la boca, como si no se atreviera. Ella lo correspondió besándolo con maestría.
-        Linda… nunca lo he hecho.
-        Lo sé.
-        ¿Me ayudarás a hacerlo bien?
-        No te preocupes, va a salir muy bien…


Mientras tanto y ajeno a todo lo que pasaba en la habitación contigua, Abbas se concentraba en subir las fotos y mandarlas al periódico para terminar a tiempo el reportaje.


¿Qué pasará ahora que Igashu ha encontrado a su hermano? ¿Perdurará el romance con Linda?

CONTINUARÁ…