miércoles, 15 de octubre de 2014

Capítulo 32 de R.I.F.

¡¡Buenaaas!! Aquí estamos un día más para compartir un capítulo nuevo de R.I.F.
Os pido que pongáis mucha atención porque a partir de este capítulo, las cosas se empiezan a complicar... Ya veréis.

CAPÍTULO 32

Fernando se fue al servicio para cambiarse de ropa después de todo lo que había hecho.


Cuando salió ya arreglado, la chica de Roger estaba detrás de él. ¿Qué pretendía?


Momentos más tarde, la chica se colocó detrás de Fernando y pegando un grito lo asustó.
-        ¡¡Ahhhh!!-dijo Fernando-.


Fernando se giró para saber quién era cuando al verle la cara a la chica, la suya se descompuso…
-        ¡¿Claire?!
-        ¡Me has reconocido Fernando!


Los antiguos amigos se abrazaron después de tanto tiempo sin verse ni tener noticias el uno del otro.


Cuando se separaron, Fernando comenzó a hablar con ella.
-        ¿Qué haces aquí en Nueva York?
-        Estoy aquí por trabajo. La empresa de mi familia está ampliando fronteras, así que me he venido
aquí para abrir una sucursal y así ganar más dinero.
-        ¿Te vas a quedar aquí mucho tiempo?
-        Si las cosas van bien me quedaré a vivir aquí, a no ser que necesiten ayuda en mi ciudad.


Hablaban de su situación profesional animadamente.
-        ¿Y tú qué?
-        Pues ahí voy, trabajando en una buena empresa que se dedica a la ciencia.
-        ¿Eres científico?
-        Sí, pero no estoy loco jaja.
-        Bueno, eso es algo que habría que ver jaja.


Fernando continuó hablando.
-        ¿Y has venido sola hasta aquí?
-        No, he venido con mi chico.
-        ¿Tienes novio? No lo sabía.
-        Sí, es Roger, tú ya lo conoces por lo que parece…
-        ¿Roger es tu novio? Ah…
-        Sí, llevamos ya 4 años juntos. Mi familia lo considera como de la familia, por lo que lo metió en la empresa familiar ya que se había quedado sin trabajo.
-        ¿Qué era antes?
-        Poli.


Fernando había recibido una patada en el estómago cuando supo que estaba saliendo con aquel tipo. Valiente gusto.
-        Pues mucha suerte aquí. Bienvenidos.
-        Si llevamos ya más de un mes aquí, jaja, aunque gracias.
-        Ah, no tenía ni idea.


Se hizo un silencio un poco incómodo, por lo que Fernando decidió cortar esa situación.
-        Bueno, pues me alegro muchísimo de haberte visto de nuevo. Yo me voy que tengo cosas que
hacer.
-        Igualmente, a ver si quedamos otro día los tres o tu novia si quiere venir también, ¿no?
-        Eh, claro, no te preocupes. Hasta pronto, (si tú supieras,-pensaba Fernando-.)


Dos semanas después, una tarde cuando estaban a punto de irse, llegó un señor pidiendo ver al director para una reunión.


La secretaria se lo comunicó al director y este lo hizo pasar a la sala de espera donde se sentó hasta que lo llamaran.


Unos minutos más tarde el director lo hizo pasar y habló con el señor sobre trabajar en la empresa. Le entregó un currículum y al verlo, este sonrió.


Tenía un currículum impecable, así que no dudó en contratarlo y añadirlo al proyecto R.I.F. que estaba ya en marcha desde hacía bastante.


El director lo acompañó hasta la sala donde estaba Fernando, que era el único que quedaba allí. Eran las 9 y media pasadas y todos se habían ido a sus casas menos ellos.
-        Fernando, quiero presentarte a un nuevo miembro del equipo. Su nombre es Alex.
-        Jefe, ahora mismo no puedo. Ya mañana lo veré, que estoy con una cosa importante de la roca, no puedo quitarle ojo.
-        No te preocupes, mañana lo conocerás.


Dos días más tarde, una mañana de domingo, Fernando aprovechó para ir a la playa antes de que el verano tocara a su fin, ya que quedaba poco, pero su plan se vio gafado cuando al llegar vio que en su cala preferida estaban Claire y su novio Roger muy juntitos y acaramelados…


La pareja no se dio cuenta de la presencia de Fernando, ya que era más importante mirarse a los ojos y decirse mutuamente lo tanto que se querían…


Fernando se quedó donde estaba, viendo que la parejita seguía con lo suyo, así que prefirió darse la vuelta y buscar otro lugar donde bañarse.


Se le ocurrió irse a casa de su padre, así que cogió el coche y se fue hasta allí. Cuando llamó le saludó Eleonor, que estaba saliendo con su padre desde hacía un par de meses. Como estaba en un hotel, Alberto la invitó a vivir en su casa y allí se instaló. Se los veía felices y muy contentos.
-        ¡Hola Fernando! Me alegra verte, ¿cómo tú por aquí?
-        Nada, he venido a visitar y por si podía aprovechar para bañarme en la piscina.
-        ¡Claro, pasa!


Fernando no tardó en ir hacia la piscina y zambullirse dentro del agua y poder nadar. El moreno ya no volvería hasta el año siguiente y con la playa… ocupada, no podía tomar el sol tampoco.


Más tarde, Eleonor vino a hablar con Fernando.
-        ¿Has visto a tu padre?
-        No, no lo he visto todavía desde que he llegado.
-        Ah, vale, voy a buscarlo.


Fernando se quedó tumbado en la hamaca unos momentos, pero luego decidió subir al piso de arriba para seguir a Eleonor y así de paso saludar a su padre pero al llegar, de nuevo se paró en seco. Por la ventana pudo ver que la pareja se estaba besando y Alberto estaba vestido de gala. ¿Se habría declarado a ella?


El beso era bastante profundo y no se separaban ni con agua caliente.


Se miraban con mucho amor. Esa mujer parecía la perfecta para Alberto. No era ninguna niñata, era una señora de más de 50 años con sus ideas claras. Esta sí era una buena elección de su padre.


Fernando sintió que sobraba allí también, así que yendo hacia el cuarto de su padre, cogió ropa para cambiarse, no iba a salir a la calle con el bañador mojado. Así que una vez fuera y con la ropa de su padre, parecía que se había metido en la máquina del tiempo.


Fernando llegó a casa, aparcó el coche y entonces el móvil le sonó. Era su jefe.
-        Diga jefe.
-        Tenemos un problema.
-        ¿Problema? ¿Qué ha pasado?
-        Hay un topo en el equipo.
-        ¿Topo? ¿De qué me está hablando?
-        Hay alguien que se ha chivado del proyecto que tenemos y creo saber quién ha sido.


Fernando estaba descolocado.
-        ¿Quién?
-        Alex, el nuevo.
-        ¿Quién es ese?
-        El que te quise presentar aquella tarde pero tú no pudiste.
-        Ah cierto, todavía no lo conozco personalmente.
-        Porque ha coincidido que su turno siempre es al contrario del tuyo, por eso nunca os veis.
-        Qué extraño… ¿Qué va a pasar ahora jefe?
-        No lo sé, Fernando, no lo sé…


CONTINUARÁ…

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