lunes, 6 de octubre de 2014

Capítulo 24 de R.I.F.

¡Buenaaaaas! Feliz comienzo de semana a todos. Ya estamos de vuelta un día más para publicar otro capítulo de R.I.F. ¿Tenéis ganas de saber lo que pasa? No os preocupéis, porque no os hago esperar más. ¡Hasta muy pronto!

CAPÍTULO 24

El último curso había comenzado hacía unos meses y el otoño con él. Las nubes cubrían el cielo, las gotas de agua caían y mojaban el césped del campus y, mientras tanto, Fernando corría para ir a clase.


Entró en clase y se puso a tomar apuntes, como siempre hacía.


En el descanso de la hora de comer, salió al patio de estudiantes y mientras se comía un bocadillo, estudiaba.


Como volvió a ponerse a llover, entró en la facultad y esperó a que empezara la siguiente clase.


El profesor entró, saludó a la clase y se puso a explicar el temario por el punto donde lo había dejado.
-        Chicos, estad atentos que este gráfico cae en examen, ya os lo adelanto para que no haya sorpresas.


Fernando preguntaba todas las dudas que tenía y las apuntaba en su cuaderno donde tenía todos los apuntes.


El profesor, que lo había nombrado delegado de la clase, lo tenía muy en cuenta y no dudaba nunca en hablar con él, resolverle dudas o lo que quisiera.


Al terminar, fue el único de su clase que se fue al laboratorio a investigar sobre algo que había encontrado en el campus.


Primero tuvo que repasar los apuntes y mirar todo detenidamente antes de toquetear la máquina.


Una llama, mascota del equipo vino a incordiar en el peor momento…
-        ¡Eh! El partido va a empezar, ¿vienes? Te doy entradas por 10$
-        ¿No ves que estoy ocupado?


Pero la mascota seguía…
-        ¡Vamos! Cuando ganemos el partido todos bailaremos el Gangnam Style. Op, op, op, oppa gangnam style.
-        ¡Mira! Como no te vayas te voy a tirar una botella entera de propileno de sodio y te irás a tomar viento.


La pesada mascota salió corriendo tan rápido que no tardó ni medio segundo en desaparecer. Así que Fernando pudo seguir investigando la muestra que había recogido.


Fernando prosiguió con la prueba tocando la pantalla táctil y preparando la máquina para que analizara la muestra de la forma que él quería.


De repente, la máquina le notificó de algo que no iba bien. Había alguna anomalía en esa muestra. Sin embargo, Fernando supo llevar la situación y prosiguió.


Minutos más tarde, una chica entró en la habitación y saludó a Fernando. Cuando este levantó la mirada…
-        Oh…-pensaba mientras la analizaba de arriba abajo-.
-        Disculpa,-dijo la chica-, ¿te importa que me quede aquí? Es que necesito la pizarra.
-        No te preocupes, tranquila. 


Al terminar la prueba, supo que esa muestra era distinta a las demás. La guardaría y se la enseñaría a su profesor al día siguiente.


Era la hora de la merienda y Fernando subió al piso superior para tomarse un barrita energética.


Luego, Abbie subió y se encontró con Fernando, por lo que le propuso, para rematar la merienda, de jugar al zumo-pong pero con zumo, no con alcohol. Como era costumbre, Fernando no tenía tanta puntería y bebía más que ella.


Pero de vez en cuando metía la pelota en el vaso y era como si metiera un gol. Se alegraba mucho más de lo normal.


Abbie comenzó a beber más seguido y un terrible dolor de tripa comenzaba por beber tanto zumo.


Pero Fernando no se daba por vencido y lo intentaba una y otra vez.


Al final pararon de beber porque como siguieran se iban a pasar la noche yendo al baño cada cinco minutos. Así que se pusieron a jugar al ping-pong. Como Fernando ya tenía más práctica, era más cruel.


Pero Abbie también era una experta y se las sabía devolver.


Y se las devolvía tan bien que una de las veces la pelota le dio en la cabeza a Fernando.
-        Te vas a quedar más tonto todavía Fer.
-        Anda, calla y juega.


Fernando finalmente ganó y se puso a celebrarlo haciendo un bailecito estúpido mientras que Abbie lo miraba atónita.


Volvieron juntos a la residencia y ahí, un compañero de clase lo paró.
-        Hoy el profesor me ha dicho que voy muy bien, que siga así porque estoy sacando muy buenas notas.
-        Anda, me alegro mucho tío. Te estás esforzando.
-        ¿Sabes? Te voy a superar como siga así.


Fernando miró a este chico sin saber lo que hacer. Estaba en duda entre reírse, pegarle un guantazo o dejarlo hablando solo, pero tuvo otra idea.
-        Mira, te voy a poner a prueba. Te digo unas preguntas y si las aciertas todas eres mejor que yo.


Fernando comenzó a hacerle preguntas sobre la clase que hoy habían dado y al principio las acertaba.


Sin embargo, luego llegó un punto que comenzó a pensarse más las respuestas…
-        Tío, si lo he apuntado en mi libreta… ¿Cómo era?


Fernando a modo de broma lo presionaba.
-        Tic, tac, tic, tac.
-        Mira, paso. No me acuerdo. Sigues siendo el mejor…


Fernando levantó su ceja izquierda a modo de aprobación.
-        Lo has hecho bien, pero… si no estuvieras hablando todo el rato con Mel, sabrías todas las respuestas. ¿Quieres que repasemos?


Pasaron al comedor y se pusieron a repasar el tema. Fernando ya se lo sabía pero nunca venía mal echarle otro vistazo.


Pasados 20 minutos, el chico se levantó.
-        Paso, me aburre esta asignatura. Me voy al salón.
-        Como quieras, yo voy a seguir aquí.


Mientras tanto, una copiosa lluvia caía en el exterior mientras, a lo lejos, se podían ver las luces de la gran Nueva York. Quedaba muy poco para terminar el curso. ¿Volvería a su casa después de eso?


CONTINUARÁ…

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