domingo, 31 de marzo de 2013

Capítulo 3: De cero

¡Buenas a todos! Lo prometido es deuda así que aquí os dejo el siguiente capítulo de The Mafia. ¡Un abrazo a todos!

CAPÍTULO 3: DE CERO


Tras la explosión, todos caímos al suelo y Anatoli estaba encima mía. Los asaltantes entraron a nuestro escondite y empezaron a disparar para asegurarse de que moríamos. Cada vez escuchaba los disparos más cerca mía. Me hacía el muerto y no me movía, aunque el cuerpo muerto de Anatoli me dejara casi sin respiración. Sabía que iba a morir, y no se me ocurría qué pensar en esos instantes previos a mi muerte; tenía la mente en blanco. Pero unos segundos más tarde escuché unos disparos muy cerca mía y noté una presencia al lado mía. Pensé que había llegado mi hora, sin embargo, escuché unos disparos lejanos y quien estaba a mi lado empezó a correr. Por primera vez, abrí los ojos y observé ante mí una gran ofensiva que hacía tiempo que no veía. ¡Los míos estaban atacando a los malditos nazis! Miré a Anatoli, que me miraba y me sonreía. Al alejarse los disparos de nosotros, como pudimos nos intentamos levantar, pero no pudimos. Anatoli tenía las dos piernas rotas y yo varias costillas rotas por la caía seguramente de Anatoli. Este se incorporó y empezó a arrastrarse por el suelo buscando ayuda. Por suerte, vimos que se bajaba un tanque americano por la ladera de la montaña y se paró frente a nosotros. Tras él, venía una reata de coches militares. Anatoli les contó lo sucedido y nos llevaron rápidamente a la enfermería. Al cabo de los días nos enteramos que nuestros compañeros Djo, Al y Cliff habían muerto en la explosión. El teniente Olson fue fusilado por los nazis al intentar proteger a su familia. A su madre, en silla de ruedas, la tiraron por el balcón de su casa y su mujer fue violada y tiroteada finalmente. Los meses pasaron y con ellos los años. Tras recuperarnos, volvimos al pueblo donde recibieron los cuerpos de nuestros amigos la sepultura correcta.



Nuestros compañeros fueron condecorados con la estrella de honor y fueron enterrados en el nuevo cementerio dedicado a los caídos de Manantiales City en la Segunda Guerra Mundial.


Anatoli y yo tras esto, nos hicimos buenos amigos. Le debía la vida ya que, gracias a él que se tumbó encima mía, los soldados nazis no me vieron y que fue él el que avisó para que nos rescataran.


De repente, tras terminar la ceremonia, el famoso general se nos acercó.


General: Buenos días chicos. Os acompaño en el sentimiento.
Tom: Gracias general.
Anatoli: Muchas gracias. Es un honor estar ante su presencia.
G: No hace falta que os pongáis así. Descansad. Mirad, vengo a deciros que tras lo ocurrido y que habéis estado varios meses en la enfermería, no podéis seguir en el frente. Simplemente os digo que a partir de ahora sois libres y que vuestras penas judiciales se os son absueltas. Habéis demostrado coraje y pasión por vuestro país. Fácilmente podríais haberos escapado, pero no. Mi enhorabuena a los dos.




Roberto: ¡Bien! ¡Qué historia más emocionante papá! No me canso de escucharla.
T: Y así fue cómo logramos salir del ejército y ser personas libres. Ahora chicos, vámonos a la cocina, que es la hora de cenar.




Tommy: Abuelo, ¿de verdad que te pasó eso?
T: Por supuesto.
Tj: Tienes mucho valor. Yo no habría podido luchar en una guerra así.
T: Gracias a Dios, no has vivido una guerra y no os deseo que viváis ninguna. Todo es un asco. Hacedme caso que sé de lo que hablo.




Melinda: ¡Ay! Se me ha hecho tarde... Me van a matar.



M: Chicos, en unos minutitos estará la cena. No os desesperéis.



Tj: ¿Te gusta la cena?
Paula: Está buenísima. ¿No quieres más?
Tj: Claro que me gusta, era por si no podías más para darme un poquito. 
P: Anda qué listo. Cómete lo tuyo nene y déjame comerme a mi lo mío. 




R: Echaba de menos los platos de mamá.
T: Nadie cocina como tu madre, eso tenlo claro Robertito.
R: Papá, no me llames Robertito, que me siento ridículo.
T: Uy, perdona, pero es que yo te sigo viendo como mi niño...




T: Melinda, ¿vamos arriba?
M: ¿Tan temprano?
T: Claro, así jugueteamos un poco.
M: Qué travieso eres.
T: No es mi culpa, mi general se ha puesto en pie de guerra y quiere pelear contigo.
M: Entonces dile que no va a tener ninguna resistencia...




Tj: Papi, tengo sueño. ¿Me arropas?
R: Claro, espera un momento que voy a avisar a tu hermana, que ya es tarde para vosotros.




Minutos más tarde, la casa se quedaba en silencio. Todos dormían plácidamente tras este primer día de vacaciones...







Sin embargo, mi cabeza seguía en el pasado y mientras dormía siguió en funcionamiento.



Anatoli me dijo que tenía un apartamento en el pueblecito y que tenía una habitación libre. No aceptaba un no por respuesta y tuve que aceptar. No quería que me quedara en un hotel pudiendo vivir juntos. Al llegar allí, noté que era un sitio pequeño pero estaba bastante cuidado.



Anatoli: Verás ahora mi piso. Es en la tercera planta. No es nada del otro mundo, pero esto es temporal, no pienso vivir de por vida en un apartamento. Yo quiero vivir por todo lo alto.
T: Pues tendremos que ponernos las pilas entonces...




El ascensor era bastante acogedor y sonaba una pequeña música constante mientras subíamos. Era muy relajante.



A: Esta es la puerta. Espero que te guste tu próxima vivienda.



A: Esta parte es el salón, biblioteca.
T: ¿Una tele? Guau, qué bien. Te ha tenido que costar una fortuna.
A: Bueno, fue un... regalo.




A: Esta es la zona de la cocina-comedor que comunica con la del salón y la biblioteca.



A: En el pasillo, la primera puerta es tu cuarto, la segunda es el mío y la última es el baño. Acomódate ahora. Yo estoy aquí en el salón por si necesitas algo.



La verdad, que para vivir solo, todo estaba muy ordenado y no parecía muy sucio. Aunque era pequeño, estaba todo muy acogedor. No podía pedir más. Mi cuarto era suficiente para lo que necesitaba en ese momento.



Mi cuarto comunicaba con el de Anatoli por una cortina que en ese momento estaba echada.



El cuarto de Anatoli era casi igual que el mío, pero al revés. Era lo único que cambiaba.



El baño era coqueto. Uno como otro cualquiera.



En ese momento estaba feliz, tenía una casa donde vivir y conocía a alguien. Por primera vez después de mucho tiempo, parecía que las cosas me iban bien.



T: Anatoli.
A: Sí dime, ¿qué necesitas?
T: Ahora mismo nada, sólo quería darte las gracias por todo.
A: Bah, no digas tonterías, somos amigos y hemos pasado mucho para que ahora tu y yo nos separemos, aparte, de que si no te hubiera acogido en mi casa, estarías en la calle y eso no me lo hubiera perdonado nunca. Suficiente daño te hice ya cuando lo del asesinato.
T: Pero no te preocupes por eso ahora. En cierto modo, si no llega a ser por el asesinato, no te hubiera conocido...
A: Tienes razón. Gracias tío.
T: De nada. Por cierto, voy a echarme la siesta, estoy molido.
A: Pues nada, descansa. ¿Te gustó el resto de la casa?
T: Sí mucho. Muy bonito todo. Las paredes están la mar de bien.
A: Jajaja, lo último en el mercado. 




Me metí en mi habitación y caí rendido en la cama. Estaba exhausto.



Mientras me dormía, escuchaba el sonido de la televisión. 



En general el edificio estaba bastante bien. Además teníamos un Southern Motor 408 Pickup de los años 50, lo último en camionetas y un par de vespas vintage, de los años 50 también.



Cuando me levanté, Anatoli no estaba. Sólo me encontré una nota que decía: He tenido que ir a hacer la compra, aquí tienes una copia de las llaves. No las pierdas. Anatoli. Leí el periódico que estaba encima de la encimera de la cocina y leí una oferta de trabajo del mercado. Enseguida, llamé por teléfono y me citaron allí.



Cogí por primera vez el Southern, era una pasada. Sólo escuchar el motor era una gozada.



Casualmente tuve que pasar por el restaurante y me acordé de mi primer día en este pueblo. En ese momento no me podía imaginar todo lo que me iba a venir encima. Qué de recuerdos...



Una vez que llegué allí, aparqué el coche y entré en el local.



Salí muy contento. Estaba admitido. ¡Tenía trabajo! Rápidamente fuí a casa a contárselo a mi amigo Anatoli.
T: Tío, tengo que contarte algo.
A: ¿Qué te ha pasado? No me asustes.




T: No tienes por qué. He conseguido trabajo.
A: ¿Sí? ¿Dónde?
T: En el supermercado.
A: ¿Y cuanto te pagan?
T: Sólo $6 dóllares a la hora.
A: Pff, tío. Qué miseria...




T: Ya... pero, ¿qué hago sino?
A: Tranquilo, déjalo en mis manos. Acércate. Conozco a gente muy influyente Tommy.
T: ¿Qué tipo de gente?
A: Pues verás...






CONTINUARÁ...

sábado, 30 de marzo de 2013

Revista ActualidadSims número 4

Antes de empezar, quiero pedir disculpas porque no he podido subir capítulo este viernes, he estado un tanto atareado, pero prometo que el domingo tendréis el capítulo siguiente.
Ahora y cambiando de tema, algunos sabréis que yo estoy registrado en el foro de ActualidadSims en el cual, aparte de usuario, colaboro en la revista que lleva 4 números sacados. Por lo tanto, con mucho gusto, os dejo con el último número de la revista. Un abrazo a todos y gracias por seguirme.


viernes, 22 de marzo de 2013

Capítulo 2: Espera, ¿oyes eso?

Pues ya estoy de vuelta con nuestra visita semanal a esta historia. He de deciros que tal vez el domingo o el lunes traiga una sorpresa porque, como pocos sabéis, colaboro en una revista del foro de ActualidadSims y el cuarto número sale este domingo.
En fin, aquí os dejo el siguiente capítulo. ¡Un saludo a todos!

CAPÍTULO 2: ESPERA, ¿OYES ESO?

Tom: Bueno, hasta aquí la historia de hoy. Ya no más. Que esto se pone peligroso.


Paula: No, por favor, sigue. No nos dejes así.


Tommy: ¡Abuelo sigue! Porfaaaaa...


Roberto: Venga papá, no te hagas de rogar. Termina la historia ya que estás.

T: Bueno vale, pero después no quiero saber nada de lo que os pase, ¿ok?



Tras las palabras del "amiguito", me asusté un poco, la verdad, pero por una vez en mi vida, fui claro y conciso.

T: Mira Cliff, aquí estamos en la cárcel por cosas que hemos hecho, punto, si no ahora mismo estaríamos en la calle. No quiero problemas, así que déjame en paz de una vez. Dame una oportunidad. Acabo de llegar.
Cliff: No debiste decir eso.



De repente Cliff se me abalanzó y empezó a pegarme, pero por suerte, yo soy experto en escapar de los que me perseguían. No era la primera vez que me pegaban, pero esa es otra historia...


En ese momento, apareció el teniente y nos gritó algo, que, sinceramente, no entendí. 


Tras un rato de pelea, conseguí, por primera vez en mi vida, ganar una. No me lo podía creer, pero no debían darse cuenta de que estaba feliz por ganar una dichosa peleíta. Lo importante era aparentar ser un tipo duro.

T: La próxima vez ten cuidado con lo que dices, payaso.



Teniente Olson: Cliff, tú te vas a venir conmigo. No vas a ver la luz en muuucho tiempo. Te has ganado pasarte una semanita en la celda de aislamiento.

C: Vivimos en celdas de aislamiento...
O: Lo sé, por eso te vas a pasar ahí una semanita, sin salir.
C: Cabr*n.
O: Perdona, ¿has dicho algo?
C: No...



O: Tira para adentro, escoria.


Nada más irse el teniente con Cliff, los otros dos personajes se levantaron y se vinieron para mí con caras de pocos amigos, la verdad sea dicha.


En ese momento, no sabía si quedarme y aparentar algo que claramente no era o salir corriendo...


... Y obviamente opté por la segunda opción, era mucho más segura.


Al: Será cobarde... No entiendo cómo ha podido tumbar a Cliff.
Djo: Ya sabes que Cliff es un bocazas y siempre le pierden sus maneras. Hay que ser prudente.

A: Bueno, ya sabemos de este tonto que por mucho que esté aquí es un cagado. Si ha matado a alguien habrá sido sin querer. No hay nada que temer.
D: Ya, bueno, sigamos a lo nuestro.



5 minutos más tarde apareció el teniente y nos llamó para entrar dentro. Había terminado la hora del recreo.


En ese momento, todos entramos en fila hacia el interior. Cada uno se fue hacia su celda.
Djo a la suya.


Al se fue a la suya.


Y yo que iba el último entré en la mía.


Nada más entrar, me tumbé y me puse a pensar que esa misma mañana no me imaginaba ni en sueños que iba a acabar en la prisión, rodeado de gente peligrosa y lo más importante: siendo inocente... No me acuerdo en qué momento me dormí, pero lo hice. Había sido un día muy largo.


Un año más tarde, por supuesto, seguía en la cárcel. Todas las semanas nos daban un periódico para saber qué era lo que pasaba en el exterior. Normalmente lo leía yo, ya que Cliff apenas sabía leer, muy poco, Djo directamente no sabía y Al se había criado en la calle. Nos enteramos de que había terminado una guerra civil en España, un tío había tomado el control o algo así. Sin embargo, ese año 39 sería decisivo en mi vida y en el de millones de personas. ¿Por qué? Ese año comenzaba la Segunda Guerra Mundial. Tras el ataque de Pearl Harbor, el Gobierno de los EE.UU. pidió más reclutas por la masacre que hubo de soldados pertenecientes a nuestro ejército. Los primeros que fuimos allí éramos nosotros. En ese momento, las riñas no existían, todos éramos amigos y nos tratábamos como una piña. La situación que nos encontramos tras tanto tiempo encerrados fue... entristecedor.

  
Los aviones sobrevolaban continuamente la zona y se escuchaba la ametralladora disparando sin parar.



Las ciudades no eran ciudades, todo estaba en ruinas, la gente estaba tirada en el suelo, desmembrada, llena de sangre. Las familias rotas, las ciudades enfrentadas, la gente... MUERTA. Nunca he estado en el infierno, pero, para mi, la guerra es lo más parecido que hay.


Sólo se veían soldados de un lado para otro, armados hasta los dientes, pero, ¿para qué? Yo te mato a tí y tú me matas a mi. ¿Por qué? ¿Acaso tienes algo en contra mía? ¿Tengo algo en contra tuya? La maldita sociedad nos empuja a hacer cosas que no debemos, pero, ¿qué pasa si te opones? Fácil: te fusilan y ponen a otro en tu lugar, como si fuéramos máquinas, sin sentimientos, sin familia ni amigos. En la guerra, somos cosas. Tenlo claro.


Trampas, escondites, tanques, un arsenal de creatividad utilizado para la guerra. Si toda esta creatividad se utilizara para el bien...


A mi junto con mis compañeros nos mandaron a preparan una emboscada. Como hacíamos siempre, removíamos la tierra y nos escondíamos para que no nos vieran y así triunfar en nuestra ofensiva.


Cada uno de nosotros estábamos en un punto estratégico, y nos ponían de dos en dos. 


Nuestro ejército había ido reclutando a presos que se nos unieran a nosotros, pero por ahora, sólo quedábamos los "peores", es decir, los de la prisión de exclusión. A mi, Djo me enseñó a disparar y nos hicimos buenos amigos.

Pero, para mi sorpresa, uno de los presos nuevos que había me resultaba vágamente familiar...



Desde la cima del monte, estaba un famoso general para ver cómo actuábamos. Éramos famosos por ser uno de los ejércitos más sanguinarios, aunque eso no iba por mí, estaba claro.


De compañero me asignaron al nuevo. Yo sabía que lo había visto en otro lado, pero no sabía dónde.
T: Hola, ¿tú también eres un reo?

¿?: Sí tío.
T: ¿Y qué hiciste para estar aquí?
¿?: Asesinar a alguien...



En ese mismo instante, recordé de qué lo conocía. Era el tío que había matado al hombre del bar y por su culpa, estaba metido en la cárcel.

T: Espera, yo te conozco. Tú eres el tipo que mató al hombre del bar, ¿verdad?
¿?: Ahhh, y tú eres el que estaba en la acera de enfrente, ¿no?
T: Sí, y por tu culpa me metieron en la cárcel.
¿?: ¿Mi culpa? Mira chaval, yo no te obligué a que entraras en el bar. Si entraste es porque TÚ quisiste. A mi no me eches la culpa. 




T: Tendrás poca vergüenza... Encima tienes la cara de decirme delante mío que tú no tienes la culpa.

¿?: Bueno, tengo la culpa de matarlo, sí, pero no tengo la culpa de que a tí te entrara la curiosidad y te entrometieras en esos asuntos. Además, estamos ahora en guerra, somos compañeros y por la cuenta que nos trae, más vale que nos llevemos bien. Mi nombre es Anatoli, ¿y el tuyo?
T: Me llamo Tom. 
A: Encantado y perdona por los problemas que te he podido ocasionar tras ese incidente. No era mi intención que cargaras con las culpas.
T: Bueno, ya da igual, no vamos a salir vivos de esta...
A: No digas eso. Ya verás que conmigo nos salvaremos el cuello.



T: Espera, espera un momento. 
A: ¿Qué?
T: Cállate.
A: ...
T: ¿Oyes eso?


A: Pues no. ¿Qué es lo que supuestamente tengo que escuchar?
T: Es una especie de zumbido... ¡¡¡¡CUIDADO!!!!



CONTINUARÁ...