viernes, 16 de mayo de 2014

Capítulo 10 de R.I.F.

¡Holaaaa! ¡Feliz y estupendo viernes a todos! Aunque haya tardado un poco, aquí tenemos nuestro querido fin de semana para poder recargar pilas o, para los que estemos estudiando, aprendernos bien los exámenes.
Siempre un pequeño descanso nos vendrá bien, así que os recomiendo que dejéis lo que estáis haciendo durante cinco minutos y leáis este capítulo que es el principio de los primeros cambios fuertes de la historia... ¿Te lo vas a perder? ¡Nos vemos el martes en el siguiente capítulo!

CAPÍTULO 10

Sobre las 12 de la noche, todos estaban muuuuuy felices. Fernando había robado una botella de Vodka del bar del padre de Fany y ahora estaban todos en el mundo de Yupi. Travis intentaba no quedarse dormido pero era muy difícil. Andando como los patos se le cayó la bebida.


Estaban todos para el arrastre.
-        Tío, yo tenía aquí el vaso en la mano… ¿dónde está?-se preguntaba Fer-.
-        ¡Que se te ha caído al suelo memo!-gritaba Fany cruzando las piernas para no mearse encima-.


Mandy no mantenía el equilibrio ni a la de 3 y si no se caía era porque se agarraba a las cosas de su alrededor.


Cuando consiguió llegar al sofá, se sentó junto a Fernando y comenzaron a besarse apasionadamente abriendo sus bocas y dejando que las lenguas hicieran el resto.


A Fernando se le veía más fogoso de la cuenta. Esto del alcohol le activaba las hormonas.


Travis, en cuanto consiguió sentarse en la silla se quedó frito. Habían acabado con la botella en 20 minutos jugando al juego de los chupitos.


Mandy era la que estaba peor. Se cayó al suelo y se llevó la mano a la cabeza porque todo a su alrededor no paraba de darle vueltas.


Cuando terminaron de besarse, Fernando pensó en una locura…
-        Oye Mandy, ¿follamos? Estos dos están dormidos y yo estoy cachondo perdido…


Mandy se puso a pensar.
-        ¿Follar? Mmm, me encanta la idea…


Pero para la desgracia de ellos dos, Alberto entró por la puerta porque la música estaba muy alta y las voces que habían estado dando eran muy fuertes.


Para su sorpresa, al verlos a todos borrachos, tirados en el suelo y dormidos, su cara comenzó a agriarse.
-        Fernando Rodríguez, ¡sal ahora mismo de este cuarto!


Cuando al fin salió de su cuarto y que su padre lo viera dando eses mientras caminaba, le echó una gran bronca.
-        ¡¿Se puede saber qué coño estás haciendo?!
-        Papá, relájate un poco anda. Lo estamos pasando bien.
-        ¿Bien? Un chico dormido en la silla de tu escritorio y otra tirada en el suelo al borde de un coma etílico, ¿eso es diversión?
-        Papá, son mis amigos y estamos bailando, disfrutando de una buena noche. Estamos de vacaciones.


Alberto no podía tolerar el comportamiento de su hijo.
-        ¿De dónde has sacado el alcohol? Dime.
-        El padre de Fany tiene un bar y le mangamos una botella.
-        ¿La robasteis? ¿Quién te ha enseñado todo eso? Porque yo desde luego no.
-        Papá no me ralles anda que te repites más que el ajo.
-        ¡SOY TU PADRE!


El padre de Fer no podía creer lo que estaba escuchando y lo que le quedaba por escuchar…
-        ¡Y nunca estás en casa! ¿Para qué dejaste que yo naciera? Para esto deberías haber dejado que mamá viviera.
-        ¿También tengo la culpa de que a tu madre le entrara un cáncer mientras estaba embarazada de ti?
-        Sí, es culpa tuya. ¡Tú no me quieres! Te pasas el día trabajando, tocando tetas y operando a chicas sin sesera. Sino mira a la puta de Lulú. Comiendo pollas de dos en dos y a ti te la suda entera.


Alberto vio a su hijo y no le reconocía. Era la primera vez que se comportaba así. Tuvo un poco de miedo incluso…


Algo más calmado, Alberto contestó a su hijo.
-        Fernando, no me comprendes. Después de todo lo que sufrí con la pérdida de tu madre ¿me echas en cara esto? Que se quedara embarazada fue una alegría inmensa para los dos. Yo la amaba y la sigo queriendo allá donde esté. Que tuviera cáncer no fue mi culpa. Los 4 meses después del parto cada día estaba más consumida pero estaba siempre con una sonrisa. Eras su niño, eres mi hijo y te quiero.


Pero Fer seguía igual.
-        ¡Me la pela! No me has demostrado nada en estos 15 años de vida que tengo. ¡Que te den!


El alcohol cada vez hacía más efecto y Fernando se mareó de tal forma que comenzó a tambalearse de un lado para otro lado…


Fernando se levantó bien entrado el día y con muchas lagunas mentales. ¿Qué había pasado la noche anterior?


Miró el equipo de música y lo último que recordaba era que estaba bailando con Mandy, Fany y Travis mientras bebían unas copas, pero del resto no tenía ni idea.


Lulú y Alberto hablaban de lo ocurrido la noche anterior.


Lulú tenía un plan tramado y estaba a punto de decírselo a Alberto.
-        Alberto, después de cómo te trató tu hijo y de cómo está cambiando, ¿crees que te mereces esto? Eres un gran padre y lo haces lo mejor que puedes. Yo que tú cortaba todo esto de raíz y para siempre.


Alberto reflexionaba seriamente sobre esto.
-        ¿Crees que serviría? No quiero que me odie más todavía. Es mi hijo y pase lo que pase le sigo queriendo.
-        Haz lo que quieras, al fin y al cabo es tu hijo y yo ni pincho ni corto en este tema.
-        Sí lo haces, eres mi futura esposa. Tu opinión es muy importante para mí.


Lulú sonrió.
-        Entonces déjame enseñarte lo que va a pasar si no cortas el problema de raíz.


Lulú se sentó en el escritorio y una vez encendido el ordenador buscó unas fotos.
-        ¿Ese es mi Fernando?
-        Sí.
-        ¿Y el otro es su amigo Travis?
-        No parece que sea sólo su amigo…
-        Pero si lo vi besándose un día con Mandy.
-        Hay mucha gente que le gustan las dos cosas Alberto, no me seas ingenuo…


Lulú entonces recordó el momento en el que consiguió las fotos de Fernando y Travis. Una mañana, Alberto llamó a su hijo para mandarlo a la compra y dejó el ordenador encendido.


Así que Lulú aprovechó para borrar las fotos de ella con el director y al irlas a borrar de la papelera, se dio cuenta de que ahí dentro habían fotos de Fernando y Travis besándose. La jugada le había salido redonda.


28- Alberto, estaba en contra de la homosexualidad por culpa de que sus padres le habían inculcado una serie de cosas que hacían que tuviera una personalidad anticuada, no aceptó de ninguna forma aquellas fotos y menos todavía cuando sabía que le iban las dos cosas.
-        Esto es el punto y final de una etapa. Esta situación no se va a quedar así,-dijo Alberto buscando algo por internet-.


Al cabo de una hora, Alberto entró en el cuarto de su hijo y se lo encontró viendo la tele.
-        Hijo, recoge tus cosas que nos vamos.
-        ¿Irnos? ¿Dónde?


Fer no sabía lo que tramaba su padre y estaba bastante extrañado.
-        Papá, quería hablar contigo respecto a lo de ayer. Yo…
-        No tienes que decirme nada más. Me lo dijiste todo y muy clarito. Ahora recoge tus cosas que nos vamos.


Fer nunca había visto a su padre de aquella manera.
-        ¿Dónde nos vamos a ir?
-        Ya lo verás.
-        ¿Vamos a pasar el día fuera?
-        Algo así.
-        Esto me huele mal…-pensaba Fernando-.


Alberto seguía serio por fuera pero con un lío en su interior.
-        Déjame un momento que haga la maleta.
-        No va a hacer falta. Llévate el cepillo de dientes y poco más.
-        Vale, déjame que prepare.
-        Te espero abajo, no tardes.


Fernando encendió el ordenador. No sabía por qué pero quería enseñarle las fotos de Lulú con el director.


Para su sorpresa, las fotos no estaban por ningún lado. Sabía que Lulú de alguna forma había conseguido borrarlas y a donde lo llevara su padre también sería idea de ella. De repente, se escuchó la voz de su padre gritando desde abajo.
-        ¡Vamos! ¡No tenemos todo el día coño!


Fernando bajó corriendo hasta donde estaba su padre.
-        Vámonos ya,-dijo Alberto-.


Desde que ambos se sentaran en el coche ninguno abrió la boca e iban en completo silencio.


¿A dónde le llevaría su padre? No tenía ni idea pero dentro de él sabía que no iba a pasar el día simplemente…


CONTINUARÁ…


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