viernes, 9 de agosto de 2013

Capítulo 10: Solo

¡Hola a todos de nuevo! ¿Cómo habéis llevado la semana? Espero que bien y que este fin de semana lo aprovechéis mucho. Ahora, como cada viernes os dejo una entrega más de esta historia. Espero vuestros comentarios y opiniones. Un abrazo y ¡hasta el martes!

CAPÍTULO 10: SOLO

La embajada española llamó a Aurora para decirle que su marido, Oscar, había muerto tras un infarto fulminante momentos antes de entrar en la sala de congresos para dar la última charla delante de casi mil personas. En ese instante se le hundió el mundo para Aurora y se quedó echa polvo. Tras repatriar el cuerpo le hicieron un funeral discreto y sencillo.


Casi un año más tarde, justo apenas cuando quedaba una semana para que se cumpliera el aniversario de muerte de Oscar, la casa seguía muerta en vida. Carlos había entrado en la universidad y estaba estudiando periodismo.


Ricardo estaba estudiando bachillerato y no era el chico de siempre, se había vuelto un poco más serio y no era el mismo.


Una noche, Carlos fue a hablar con su hermano.
Carlos: Richy, ¿que tal los deberes?
Ricardo: Un asco. Cada día me mandan más.
C: Es lo que hay, yo también estoy liado con los exámenes, y hazme caso que son mucho más que los tuyos.
R: Ya, me imagino, pero que sigue siendo un asco.
C: Eso no hace falta que lo digas, ya se sabe jeje.


C: Por cierto, ¿has visto a mamá?
R: No, hace rato que no la veo.
C: Tiene que estar echa polvo. Con la depresión de caballo que tiene y encima que ahora se acerca la fecha de la muerte de nuestro padre...
R: Lo sufrimos nosotros y somos sus hijos, ella que era su mujer, peor todavía.
C: Joder, que lastima me da.
R: Voy a buscarla.


Ricardo entró en el cuarto de su madre, y se puso a buscarla, pero no estaba allí. Sin embargo, le dio por entrar en el baño por si se estaba tomando una ducha y no lo escuchaba, pero...


Al entrar vio unas piernas dentro del baño y al fondo de la bañera sangre, mucha sangre.


R: Carlos, Carlos, mamá...
C: ¿Qué pasa? No me asustes.
R: Ven, por favor, mamá se ha muerto.
C: ¡¿QUÉ?!


Aurora se había cortado las venas. Estaba muy deprimida y no pudo soportar el estar más tiempo separada de el ya que Oscar era su vida.


Un par de meses más tarde, la casa se desmoronaba poco a poco. Tras la muerte repentina de Mister todos quedaron más destrozados aún si cabe. Pero la vida seguía y Carlos siguió estudiando, Ricardo estaba desconocido para todos y sin una mano femenina...


Mientras tanto, Ricardo se fue al bar y se sirvió una copa, aunque no era la primera ya.


C: Richy, mira que yo me voy ya a la cama.
R: Vwale.
C: ¿Te pasa algo?
R: ¿A mi? ¿Qwue me pueedue pasaaaar hombrei?


C: ¿Y esa copa entonces? Richy, ¡cuántas veces te he dicho que no me gusta que bebas! Y menos a tu edad. Suelta esa copa ahora mismo.
R: No.
C: ¡Que la sueltes coño! ¿No sabes lo malo que es ponerte borracho a tu edad? Si tienes un problema, afróntalo como un hombre y no te pongas a beber como una maricona.


R: Mira quien fue hablar, San Carlos. Anda y que te folle un pez espada.
C: ¡Ricardo ven aquí ahora mismo!
R: Habla con mi mano.


Ricardo cogió la moto y se fue. Carlos, se quedó mirando cómo se iba, preocupado, pero cabreado también...


Tras un rato dando vueltas por la terraza esperando si volvía decidió meterse en la cama.
C: No voy a perder el sueño por el gilipollas de mi hermano. Ya es lo suficientemente mayor para saber lo que hace. Yo con menos edad que el salía y no me pasaba nada y sabía perfectamente donde estaba. Así que, ya sabe donde está la casa.


A los 15 minutos, Ricardo apareció con su novia.


Subieron al cuarto de los invitados, que hay una cama de matrimonio. Allí se besaron, se toquetearon... 


Ella lo miraba con ojos de corderito. Estaba locamente enamorada de Ricardo.


Siguieron con los preliminares y después...


Tras hacerlo un par de veces, la chica se vistió y se fue a su casa.


A la mañana siguiente, Carlos encontró a su hermano en la cocina.
C: Richy, ¿podemos hablar tu y yo sin discusiones?


R: ¿Para qué? ¿Para que me des otra vez la charlita? A ver si te enteras, NO ERES MI PADRE.


C: De acuerdo, no lo soy, pero soy lo más cercano que tienes a tu padre y a tu madre. Que por si no lo sabes, son los mismos que los mios. ¿Te queda claro?
R: Que sí, que no rayes.
C: Pues te voy a rayar un poquito y ahora te jodes y te aguantas.
R: Venga, lo que sea rapidito que me voy.
C: Últimamente estás irreconocible, no eres el mismo de antes. Te has echado a la bebida, llegas tarde, tus amigos dejan mucho que desear... ¿Qué coño te pasa Richy?


R: A mi no me pasa absolutamente nada Carlos. Más aún, creo que me veo reflejado en tí.
C: ¿En mí? ¿A qué viene eso?
R: Pues viene muy bien ahora. Tú te echaste a la bebida, llegabas tarde, tienes antecedentes por infinidad de cosas y tus amigos... ¿Qué amigos eran esos? 
C: Ya pero...
R: Pero nada Carlos. Soy igual que tú y ahora estás sabiendo en tus propias carnes lo que sufrieron mamá y papá por ti, y ¿sabes? No creo que estuvieran muy contentos contigo...
Carlos se mantuvo callado y eso lo dejó más mudo aún.


Esa mañana, tras desayunar, se vistió y salió a la calle en busca de una chacha, una mujer que estuviera ahí permanentemente en la casa las 24 horas para que esta situación se volviera lo más parecido a como era antes. Por eso, se llegó al centro y colocó carteles por todos lados.



Tras toda la mañana dando vueltas, se sentó a descansar y vino a la mente la conversación con su hermano y sin quererlo, se puso a llorar.


Llegó a casa y recibió un par de llamadas, pero al final ninguna de las chicas quiso trabajar allí. Carlos miró el teléfono decepcionado.


En eso apareció Richy.
C: Richy, buenas. Una... eh, te estoy hablando.


C: Richy, ¡oye!


Ricardo pasó de su hermano y cogió su moto. Pero Carlos esta vez no se dio por vencido y cogió su moto y lo siguió.
C: ¡¡Richy!!
R: ¡Que pases de mi!


Ricardo cogió cierta ventaja y siguió dando vueltas.
R: De verdad, qué pesadilla de hermano, todo el puto día siguiendome. Anda por favor. A ver si se busca una novia y deja de perseguirme a mi. Espera, que hace ese coche en dirección contraria, ¡mierda!


Cuando su hermano llegó a donde estaba el, vio en la carretera las marcas de unas llantas de coche, pero ni rastro de él y las llantas de una moto y la moto a unos 10 metros más adelante. Al acercarse vio a su hermano.
C: ¡¡RICHY!!



CONTINUARÁ...

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