martes, 11 de junio de 2013

Capítulo 14: Esto sólo acaba de empezar...

¡Hola de nuevo a todos! Os dije que estaría de nuevo aquí y lo prometido es deuda. Quiero agradeceros a todos los que os pasáis que leáis el capítulo aunque no comentéis.
Y bueno, mañana quiero compartir con vosotros algo que en el foro de ActualidadSims estamos preparando. ¡Estad atentos a mañana!

Y ahora os dejo con el siguiente capítulo. Un abrazo a todos amigos.

CAPÍTULO 14: ESTO SÓLO ACABA DE EMPEZAR...

Tumbado en la cama, después de 3 semanas, por fin despierto, esperaba ansioso a que mi amada Melinda llegara. Cada día iba a visitarme, pero yo, inconsciente, no la pude ver hasta que ya, por fin, desperté de mi letargo. Cuando llegó, tan morena ella, iluminó la habitación.



Sin decir palabra, nos miramos, nos sonreímos... Todo un torrente de sensaciones me recorrió todo el cuerpo como un látigo.



Melinda: Anatoli, gracias por quedarte esta noche. Hoy me quedo yo.
Anatoli: Vale, mañana por la mañana vengo a acerte el relevo.
M: Te llamo si el doctor dice algo nuevo sobre Tommy. 
A: Vale, que haya mejora Tommy.
Tommy: Gracias...



M: ¿Cómo estás hoy? ¿Puedes hablar?
T: Sí, más o menos.
M: ¿Recuerdas todo lo que pasó?
T: Lo último que recuerdo es la lengua de un perro lamiéndome la cara, aunque todo esta muy borroso... No estoy seguro...
M: Ah, ¿sólo eso?
T: No, que el tío me dio un golpe y me llevó hasta allí, empezó a quemar la casa y ya lo que te he contado.
M: Ah, bien. No sabes lo que te hemos echado de menos.
T: ¿Hemos?
M: Sí... Em, Lucca, Anatoli y yo.
T: Ah, sí, tengo ganas de veros a todos juntos de nuevo, pero cuando yo esté ya bien.



M: Bueno, y como eso va a ser muy pronto, descansa.
T: Un momento...
M: ¿Qué haces? No puedes levantarte.
T: ¿No? Verás cómo sí...



T: Arriba. Uf, llevo tanto tiempo tumbado que voy a tener que aprender a andar de nuevo.
M: Eres el más desobediente de todos los hombres.
T: Pero soy el que más loca te tengo.
M: Cómo lo sabes...



M: ¿Puedo abrazarte?
T: Inténtalo, a ver si puedes.
M: Oh, te quiero.
T: Y yo también. Te amo cada día más que el anterior.



Dos días más tarde, el médico me dio el alta y nos pudimos ir a casa, "con mucho cuidado y reposo absoluto".



Una vez que pagamos el taxi y llegamos a casa, una inmensa alegría me invadió. En casa, al fin, y con el amor de mi vida a mi lado.



De repente, vi salir un perro de la casa, corriendo hacia mí. En ese momento, recordé entre sueños a ese perro que me lamió la cara en el incendio.
T: Melinda, ¿es...?
M: Sí, me lo he traído a casa. Era callejero cariño.
T: Oh, Melinda, qué sorpresa más grande.



T: ¿Cómo lo has llamado?
M: Rocco.
T: Rocco, me gusta. Ven Rocco, bonito. ¿Quién es el hombre de la casa? ¿Quién?
Rocco: Guau, guau.



M: Tommy, perdona que te interrumpa, pero no puedes agacharte mucho, necesitas reposo y estar tranquilo...



T: Es verdad, tienes razón. Me iré a la cama a descansar.



Subí las escaleras con tranquilidad, y me tumbé en la cama. De pronto, al lado mía se subió Rocco, como si quisiera cuidarme por si me pasara algo. Fiel hasta la muerte.



Al cabo de las horas, me levanté y bajé para ver qué estaba haciendo Melinda, ya que la estaba llamando y parecía que no me oía.



T: ¡Melinda! Tocas muy bien el piano.
M: ¡Ay! Hola Tommy, muchas gracias.
T: Te he estado llamando.
M: ¿Si? Perdona, con el piano no te he escuchado. ¿Qué querías?
T: Ya nada, pero sigue, sigue tocando. Voy a la cocina.
M: ¿Quieres algo de comer?
T: No, voy a coger un zumo.



Rocco fue al jardín y bebió agua en el jardín. Mira que le he dicho veces que no beba de ahí...



Melinda, tocaba tranquila el piano cuando sintió ganas de vomitar. Rápida se levantó y fue al baño y empezó a vomitar.



M: ¿Puede tener esto que ver con que no me haya venido el periodo este mes? Necesito saber si estoy embarazada. ¡Tommy!
T: ¿Si?
M: Ahora vengo. No tardo, ¿vale?
T: ¿A donde vas?
M: Ahora te contaré.
T: Venga, hasta ahora. Ten cuidado.



Melinda fue al hospital para hacerse las pruebas de embarazo y ya de paso un chequeo.



Cuando llegó a casa vió que yo no estaba. Ni Rocco tampoco estaba.
M: ¿Tommy? ¿Rocco? ¿Hay alguien ahí?



Miró en la habitación y tampoco estaba. ¿Donde me había metido ahora?



A los 10 minutos aparecí por delante de la casa, paseando a Rocco.



Melinda oyó ladrar a Rocco fuera y se tranquilizó mucho más.



M: Gracias a Dios estás bien.
T: ¿Por qué te pones así?
M: Porque estaba muy preocupada por ti. Después de todo lo que te ha pasado ya no sé qué pensar.



T: Bueno, bueno, tranquila. ¿Donde has ido?
M: Ah, es verdad. Tengo que decirte algo.
T: ¿Bueno o malo?
M: Acabo de venir del hospital...
T: ¿Por qué? ¿Estás bien? 
M: Sí, bueno, estamos bien.
T: ¿Estamos?
M: Sí, nuestro hijo y yo.



T: ¿Estas embarazada?
M: Sí. ¿Te gusta?
T: ¿Que si me gusta? ¡Estoy volando!



T: ¿De cuánto estás?
M: Me ha dicho el médico que de unas 5 semanas, más o menos.
T: Entonces debemos casarnos pronto, antes de que se te empiece a notar la barriguita.
M: ¿Casarnos?
T: Sí. Si no nos casamos seremos el tema de moda en el barrio y no quiero eso.
M: Pero hasta que engorde queda poco para preparar una boda.
T: Confía en mí. Todo estará listo.



A la mañana siguiente fui a la iglesia a hablar con el sacerdote, era de especial urgencia la boda. Después de eso, teníamos que comprarnos los trajes, los invitados...



Tres meses y medio, cuando ya Melinda estaba de 4 meses y poco, llegó el día de la boda. Fue una boda íntima, con muy pocos invitados.



Yo vestido para la boda.



Mi amigo Anatoli, el testigo de la boda.



Melinda y Lucca, el padrino y la novia de la boda.



Lucca por fin en un acto público y sin sombrero. Esto pasará a los anales de la historia.



Melinda preciosa, como siempre, pero hoy más todavía.



Dirigiéndose al altar.



Ya colocados todos en sus sitios correspondientes, comenzamos la ceremonia.



Llegado el punto del intercambio de anillos, proseguimos con ello.





Nos colocamos los anillos y, por fin, ya éramos un matrimonio.



Nos besamos mientras los aplausos de Lucca y Anatoli se escuchaban a nuestro lado junto con sus gritos de: "¡Vivan los novios!".



Nuestras miradas derrochaban amor por los cuatro costados. Éramos un matrimonio, esperando a lo más glorioso que te puede pasar en la vida, un hijo.



Los invitados no podían parar de aplaudir mientras alguna lagrimilla que otra se les escapaba de vez en cuando.



Contratamos a un servicio de catering y nos prepararon la comida en nuestro bar. En eso estábamos todos juntos.
A: Anda, casado ya. Quién nos lo iba a decir hace unos años cuando la vimos en el local de Cesco.
T: Cesco, es verdad. Menudo cerdo era.
A: Jajaja, ya ve, me acuerdo todavía cuando entré en el bar y vi que lo habías matado. No me podía creer lo que estaba viendo.
T: Tío, ya sabes cómo soy cuando me cabreo, jajaja.
A: Ya, por eso te tengo como amigo, jaja.



Un ruido fuerte se escuchó fuera, como en el jardín. Parecía una pelea de perros o algo parecido.



A: Espera, cállate un momento.
T: ¿Qué pasa?
A: Shhh. Escucha.
T: ...
A: ¿Has oído eso?
T: ¿El qué debería haber escuchado?
A: Subamos.
Lucca: ¿Donde vais ahora vosotros dos?
T: Anatoli ha escuchado algo fuera. 
L: Voy con vosotros.
M: Yo también.



Salimos y vimos que, efectivamente era una pelea entre dos perros, ¡entre Rocco y otro perro más!



Rocco ganó la pelea, pero tenía sangrando su pata delantera derecha. Tenía muy mala pinta.



En ese momento, mientras que mirábamos a Rocco y al otro perro, un tipo cogió a Melinda y la apuntó con un arma.
¿?: ¡Quietos todos! No quiero que hagáis ningún movimiento. ¿Entendido?
M: Por favor, Tommy, Lucca, Anatoli, haced algo.
¿?: Cállate la boca, puta.
T: ¡Eh! Cuidado con lo que le dice, gilipollas.
¿?: Un paso más de alguno de vosotros y la mato.



T: Tu cara me suena... Tú eres el cabrón de mierda que quisiste matarme.
Desconocido: Bingo, te has ganado que después de matar a tu mujer te mate a ti también.
T: No vas a hacer nada de eso. No lo voy a permitir.
D: ¿Seguro? Contaré hasta 10 y la mataré. Voy a disfrutar viendo la cara que pones cuando la mate, jajaja.
T: No serás capaz.
L: Tommy, cállate la boca, que estás empeorando las cosas.
D: Yo que tú haría caso al señor Irini. Empieza la cuenta atrás: 10.
M: Tommy... te quiero.
T: Melinda...
D: ¡Quieto! 9, 8, 7...






CONTINUARÁ...

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